Cultura

Un veterano de Las Tres Calles

  • Kiosquero y administrativo

Aquel fue el primer año del Trofeo Colombino y el último del cine de verano que había junto a las Tres Calles. Corría 1965 y Juan Manuel Seisdedos y su esposa Soledad Castilla se hicieron cargo del kiosco de madera verde, junto al bar La Copa, cogiendo el testigo de varias generaciones. El carpintero Pepe Mesa les hizo un nuevo kiosco que sustituyó al que sirvió al abuelo de Sole para vender en el entorno de Quintero Báez chucherías, castañas asadas, palmitos en San Sebastián y altramuces a granel. "Eso era lo que se vendía entonces -comenta Juanma-, y mucho tabaco suelto". Llegaron luego las primeras máquinas de tabaco a la ciudad, y el kiosco empezó a vender helados, tebeos, prensa. "Al principio éramos nosotros los que teníamos que ir a buscar los periódicos. No había repartidores".

Desde los 14 años estuvo Juan Manuel trabajando, una vez que salió del internado de Las Flechas Navales. Todo empezó aprovechando el verano para echarle una mano a su tío Boni en el bar, y cómo sería la cosa que llevando cafés a las oficinas, se interesó Juan Manuel por la mecanografía y encontró hueco para dar un cursillo. Entonces dejó el bar por un empleo en una agencia de informes comerciales. Pasó luego a tareas administrativas en los almacenes de Domínguez Hermanos, "en el año en que subieron el sueldo base a 1.800 pesetas". Allí aprendió contabilidad, porque Juan Manuel se empapó de todos los oficios a base de ensayo y trabajo, y así estuvo después a cargo de un departamento de Nuevas Galerías, luego en almacenes Llera, la delegación de Cuétara y, finalmente, en los almacenes Ruiz. "Nunca paré de trabajar, -asegura- y a base de muchísimo esfuerzo".

Entonces llegó el momento de dedicarse exclusivamente al kiosco; y en esos menesteres, "encantado del trato diario con la clientela" ha estado más de 20 años este vecino de la calle La Fuente que se emociona cuando se le pregunta por Huelva: "He estado en sitios que merece la pena visitar, pero es entrar por esa Avenida de Andalucíaý y comprobar que esta ciudad no la cambio por ninguna otra".

Ahí le encuentran cada día, en el kiosco de hierro de La Palmera que diseñó el arquitecto Martínez Chacón, en sintonía con las reformas que se hicieron en los ochenta en el Casco Histórico.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios