Farida Benlyazid. Directora de cine

"El velo y el piercing son dos cosas mortíferas"

  • La cineasta más internacional de Marruecos lleva décadas concliliando el Islam y el feminismo.

Farida Benlyazid (Tánger, 1948) pasa por ser la cineasta marroquí más internacional. Lleva décadas conciliando de manera sutil el Islam y el feminismo y reniega de la supuesta superioridad moral y cultural de Occidente, por lo que ha emprendido un viaje fílmico por el Marruecos más ancestral.

-Hay quienes dicen que su último trabajo cinematográfico podría crear cierta polémica

-Supongo que se refería a mi película sobre el Sahara. Es otro punto de vista, desde la parte marroquí, algo que nunca antes se había hecho y un proyecto que, de primeras, supuso que la gente que vive allí se mostrara muy contenta porque era la primera vez que le daban la oportunidad de hablar. Hay saharauis que se han quedado en Marruecos y otros que son separatistas. Cada uno tiene su opinión. Se han hecho muchas películas sobre Tinduf y sobre los separatistas, pero no de los que se quedaron viviendo en Marruecos. La película pone la Historia sobre la mesa, dicen que Marruecos es colonialista, pero no es verdad porque el Sahara formaba parte del país antes de que este territorio fuera colonizado. De ahí el título de Frontieras, que es un juego de palabras porque Marruecos se dividió entre dos potencias coloniales, la francesa y la española, y eso es algo que también se refleja en la película, porque fue muy duro para los saharauis que tenían familia a un lado y a otro de la frontera.

-Una parte de la izquierda española está especialmente concienciada con los conflictos palestino y saharaui. ¿Es un error para usted comparar la situación de ambos pueblos?

-Por eso es polémico mi documental. El caso palestino no tiene nada que ver con el saharaui, una cosa es la opinión publica y otra lo que pasa realmente. Yo puedo defender que el pueblo saharaui sea libre, de acuerdo, pero que este territorio vaya del Atlántico al Mar Rojo, que sea sólo un terreno de nómadas, no que Argelia se lleve una parte y a Marruecos se le diga no, este territorio es sólo para los saharauis. En una visión idealizada todo el Sahara tendría que ser para este pueblo, porque Tinduf era antes Marruecos y ahora es de Argelia. Ahora parece que se están aclarando las cosas y, como dice uno de los protagonistas del documental, que perteneció al Frente Polisario y que ahora vive en Marruecos, fue "un sueño bonito", porque en la realidad son los argelinos los que mandan allí. Cada uno es libre de dar su opinión, yo empiezo respetando la de todos.

-Pero este conflicto le ha supuesto a Marruecos un gran desgaste en cuanto a su imagen exterior.

-No se entiende. Cuando el proyecto estaba en una fase más que inicial viajé a esta zona y me encontré con una embajada de empresarios españoles que había ido a visitar el Sahara. Uno de ellos me dijo que los que viven allí conocen la realidad, pero en España el ochenta por ciento de la gente está en contra de Marruecos. Una mentira que dices hoy, mañana y pasado se convierte en verdad.

-Por otro lado, ¿qué opinión le merece el cine español que trata la realidad de su país, caso de películas como '14 kilómetros' o 'Retorno a Hansala'? ¿Le molesta que todo el cine gire en torno al tráfico de hachís o la inmigración?

-En un tema que genera interés, es normal. Si se hicieran cien películas sobre la inmigración podría ser excesivo, pero un par de ellas...

-¿Ha visto 'El Niño'? ¿Cree que abusa de clichés sobre el narcotráfico y los marroquíes?

-Narcotráfico hay en todo el mundo entero, no hay que esconder estos temas.

-Como mujer y como cineasta, ¿qué opinión le merece la polémica generada por la censura de la película Much loved que mostraba la ciudad de Marrakech como una meca del turismo sexual?

-No hay que esconderse, dicen que la prostitución es el oficio más viejo del mundo y está en el mundo entero. Las redes sociales han alimentado esta polémica, porque los que más han hablado son los que no van al cine y hablan de oídas o de haber visto algunos extractos en internet. Nadie obliga a nadie a ir a ver esa película. En Marruecos la Constitución garantiza la libertad de expresión, pero al mismo tiempo tenemos un gobierno islamista, que inmediatamente se ha hecho eco del sentir de una minoría, pero es una tontería.

-Partiendo de que parte de su cine está alejado de los gustos de las salas comerciales al uso, ¿sus películas están pensadas para un consumo interno o para los festivales extranjeros?

-El público es el mismo, vayas donde vayas.

-Su película más famosa en España fue la adaptación de la noveva de Vázquez La vida perra de Juanita Narboni. Sin embargo, sus últimos proyectos tienen un carácter antropológico, de agarrar tradiciones de Marruecos antes de que puedan perderse. ¿Por qué este cambio?

-Yo trabajo sobre la memoria, sobre la imaginación de un pueblo, porque hay muchos jóvenes que desconocen su historia. La riqueza más grande del ser humano es la convivencia de las diferentes culturas, cómo el ser humano puede ser una cosa y la otra. Mis películas no envejecen, al principio tienen un problema para instalarse, pero luego sobreviven.

-Uno de sus trabajos más reconocibles es intentar unir el feminismo y el Islam.

-Es complicado, como todo, y puede que no guste ni a los musulmanes ni a los que no lo son, siempre estoy en esa línea. Intento ver que las cosas tienen su sitio lejos del bullicio y de las ideas preconcebidas. No hablo de normalidad, más bien de buscar otro punto de vista. Es como el asunto del velo, que es estúpido porque cada uno tiene que hacer lo que le venga en gana. El velo y el piercing son lo mismo, son dos cosas mortíferas en un siglo demencial. El Islam trajo los derechos de la mujer, lo que más le costó al Profeta fue liberar a la mujer y a los esclavos, fue algo revolucionario que le costó enfrentarse a su propia familia. Lo malo es que, en lugar de seguir ahondando en las ideas del Profeta, en cuanto muere se produce una vuelta a las costumbres preislámicas en contra de la mujer, que es justo lo que está pasando ahora.

-¿Cómo conviven en usted sus ideas sobre el Islam y su cultura europea?

-Yo crecí en Tánger, donde hemos vivido cincuenta nacionalidades al mismo tiempo, en el Liceo estaba con ingleses, españoles, rusos, hindúes...

-¿El modelo de la democracia occidental debe ser la aspiración de todos los pueblos?

-En nombre de la democracia se han hecho muchas matanzas. No hay multiculturalidad, cada uno convive con su comunidad y pone fronteras al resto. La democracia no existe, ni en Occidente.

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