andrés romero. Rejoneador

"Me siento orgulloso de que estéis con una expectación tan bonita"

  • El rejoneador de Escacena respondió a las preguntas de los aficionados onubenses Ilusión en Huelva ante la alternativa de Andrés Romero en la Maestranza sevillana, mañana domingo

A pocas horas de que Andrés Romero realice en la Maestranza sevillana uno de las más importantes paseíllos de su vida, el rejoneador de Escacena mantuvo en nuestra Redacción un encuentro digital con los lectores de éste periódico. Algo que resumen las siguientes líneas.

-¿Cuál es el caballo que más te ha costado acoplarte con él? y muchas gracias por representar a Huelva como estás haciéndolo.

-Para mí es un honor decir que soy torero de Huelva. No hay un solo caballo, han sido varios: Guajiro, Conquistador, Inquieto, Bambú… Es decir, los que más te dan juego en la plaza, los que se superan y te hacen crecer, los que terminan siendo los caballos estrellas de tu cuadra. Por eso son tan exigentes, porque tienen mucho dentro que dar.

-Dijo una vez que el éxito solo lo trae el trabajo y la constancia. Además de eso, ¿imagino que unos buenos caballos son fundamentales también?

-Los caballos son los pies y las manos de un rejoneador. Y el corazón, también. Uno puede tener mucha capacidad como torero, que si no cuenta con una buena cuadra que te permita desarrollarlo, poco puedes hacer. Hay ejemplos que así lo demuestran. En mi crecimiento como torero tiene mucho que ver también el respaldo de la gran cuadra que ahora tengo.

-Ante su tarde más importante hasta ahora. ¿Qué siente?

-Responsabilidad e ilusión a partes iguales. La primera viene sola, es lógico, por la cita, por la plaza y por la repercusión. También porque se que los compañeros en el cartel van a apretar mucho porque es lo que corresponde a quienes están en la elite. Pero no dejo que la responsabilidad pueda más que la otra, que la ilusión, que es el motor que te hace superar todas las dudas y los miedos. Es una mezcla intensa que te domina por entero cuanto más se va acercando el domingo.

-El mejor rival y el mejor amigo dándole la alternativa. Es lo mejor de un día importante.

-Es verdad que no habría podido entender mi alternativa sin la presencia de Diego Ventura. Ha estado hasta ahora en los grandes acontecimientos de mi carrera y a éste no podía faltar. Tenerle cerca el domingo es tanto un apoyo como una gran exigencia, porque si hay alguien que me apriete las clavijas es él. Pero tiene que ser así. Estar donde él está es muy difícil. Si yo quiero llegar a ese nivel, no puedo hacerlo dando menos. Con todo, me gustará mirar al callejón y verle ahí.

-¿Qué papel ha jugado Diego Ventura en su desarrollo como rejoneador?

-Ha sido un papel fundamental. Alguna vez he dicho que antes de Diego montaba a caballo y me ponía delante de los toros haciendo muchas veces lo que la intuición me marcaba. A partir de él, toreo. Construyo la faena que cada toro te pide, se lo que le tengo que hacer a cada uno según precise y voy desarrollando mi oficio y mi concepto.

-¿Cuánto le debe un rejoneador a su caballo?

-Todo. Sin el caballo, el rejoneador no puede hacer nada. Es como el corazón para nosotros. Por eso todas las horas de entrenamiento son pocas si se trata de alcanzar la compenetración máxima con el animal. Un rejoneador sólo hace la faena soñada cuando está se compenetra al máximo con sus caballos.

-Buenas tardes maestro, el torero de Huelva debe torear el 3 de agosto. ¿Le veremos el día grande de Colombinas?

-Es uno de mis objetivos, entrar en la corrida grande de esta maravillosa ciudad.

-Está ante el año más importante de su carrera como rejoneador. ¿Cómo lo afronta?

-Con toda la ilusión del mundo, dado que es la temporada por la que uno entrena a diario y se sacrifica. Saber que vas a estar en las primeras plazas y ferias del mundo tiene mucha responsabilidad, pero también de motivación. Es a lo que aspiraba y ahora que lo tengo no se me puede escapar.

-¿Cuál es la tarde que más recuerdas? ¿La de Colombinas?

-Hay varias pero la de Colombinas fue muy especial por el ambiente que se creó, notaba la gente conmigo y eso hizo que fuera algo especial, sobre todo el en el segundo toro.

-¿Cómo sería su tarde soñada?

-La del domingo saliendo por la Puerta del Príncipe. La pienso y siento que tiene que ser la plenitud total. Porque triunfar en Sevilla hasta el punto de salir a hombros es sinónimo de haber estado perfecto ante una afición tan exigente. Si eso se consigue, me cuesta trabajo pensar que pueda haber más, aunque un torero nunca está del todo satisfecho con lo que consigue. Siempre quiere más.

-¿Cuál ha sido la mayor dificultad a la que se ha enfrentado antes de una corrida y cómo la ha superado?

-La mayor dificultad para un torero antes de una corrida es siempre imponerse a las sensaciones lógicas del hombre, que pueden ser las dudas, la responsabilidad e, incluso, el miedo. Todo eso se supera con la confianza que tienes en tu oficio, en el conocimiento de la técnica y, sobre todo, apoyándote en todo lo que has entrenado y, especialmente, en tus caballos y en ti. El torero tiene en el torero a su motor más importante.

-Cierre los ojos. Cuando comience el paseíllo en la Maestranza, ¿de quién se acordará? ¿A quién tendrá más presente?

-Me acordaré de todas las personas que me han ayudado y apoyado. Y, también, de los que por desgracia no están.

-En su caso, ¿cómo descubrió que quería dedicarse al rejoneo?

-Desde niño hemos tenido en casa mucha afición al caballo y cercanía con el toro. Un día pensé que por qué no unir las dos cosas… y ahí empezó todo. Después vas trabajando y, poco a poco, vas aprendiendo, conociendo el oficio y enamorándote cada vez más del toreo a caballo. Hasta que ya lo necesitas para vivir.

-Carlos, en la última cuestión, le dice al rejoneador: Yo también voy a estar con Andrés Romero en Sevilla. Suerte. Te la mereces.

-Muchas gracias, Carlos. Ese día todos me hacéis falta.

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