Más de un centenar de personas procedentes de diferentes puntos de la geografía onubense y de la limítrofe Sevilla participaron en la nueva ruta de senderismo con la que la Concejalía de Deportes y Turismo del Ayuntamiento de Nerva ha inaugurado la nueva temporada de rutas que recoge el testigo de las que se pusieron en marcha por primera vez el año pasado con un alto índice de participación.

En esta ocasión se trataba de dar a conocer a propios y extraños otro de los privilegiados enclaves de los que goza la localidad minera. Una ruta de 15 kilómetros de recorrido, con un guía de excepción, desde la centenaria fuente de la Reú hasta su manantial, en plena Sierra del Pecaro, atravesando los senderos de hierro y manganeso que utilizaba el ferrocarril de la vía Peña de Hierro-Castillo de las Guardas hace cerca de cien años.

La salida se efectuó desde las puertas del Ayuntamiento de Nerva, lugar de encuentro donde se dan cita numerosos senderistas el último domingo de cada mes para disfrutar del entorno que ofrece el contraste entre mina y naturaleza.

Tras la oportuna inscripción, los senderistas arrancaron el recorrido en dirección a la emblemática calle de la Reú en la que se encuentra la fuente que le da nombre. Allí recibieron las primeras explicaciones sobre la ruta y el más que centenario edificio. Poco después se atravesó el singular barrio del Pozo Bebé situado al este de la localidad minera, desde donde se divisa el depósito receptor de la fuente protagonista de la ruta.

Tras salir del barrio, los senderistas se toparon con uno de los tantos diques de contención construidos por la antigua empresa minera para el tratamiento del mineral, en pleno barranco de Santa María, que discurre con el tradicional color rojizo de la zona.

La ruta continuó por un camino en el que abundan los huertos y las casas rurales de los vecinos que prefieren escaparse al campo cada vez que tienen oportunidad. Tras una hora de ruta, surgen de entre los montes las chimeneas de los hornos de la antigua mina de Pepito, donde los senderistas tomaron contacto con la historia de la zona. En la actualidad, la explotación se encuentra totalmente inundada y su bocamina tapiada.

Ya en la vía de la Peña, los senderistas volvieron a hacer una parada para refrescarse en la popular charca de los galápagos, hasta donde tantas jóvenes generaciones de nervenses iban a bañarse cuando la localidad no disponía de piscina pública. Minutos después la expedición se topó con los restos de la mina de San José cuyo entorno se encargó de adecentar recientemente un vecino anónimo del municipio. También inundada, la bocamina sirve ahora como pozo de agua no potable.

A mitad de la vía de la Peña se toma la salida en dirección al manantial de la fuente de la Reú, a la que finalmente se llega tras un prolongado ascenso por un camino rural que conforme se va acercando al nacimiento se estrecha hasta permitir únicamente el paso de los senderistas en fila de a uno. Desde este punto la panorámica natural que ofrece la sierra es sencillamente espectacular con la localidad minera al fondo.

Al término de la ruta, y después de reponer fuerzas con el picnic suministrado por la organización, todos se mostraron satisfechos con el desarrollo de la misma, mientras que los organizadores ya piensan en nuevas salidas.

Desde su puesta en marcha a comienzo del pasado otoño, con una ruta hasta la torreta de vigilancia forestal ubicada en plena sierra del Padre Caro hasta la nocturna que cerró la temporada el pasado verano, pasando por la realizada al pantano del Jarrama, Peña de Hierro, Teleras y Zarandas-Naya, cerca de un millar de personas han disfrutado ya de este tipo de actividades que tiene un múltiple objetivo: se práctica deporte a través de la modalidad de senderismo; se disfruta de una bonita jornada de convivencia con vecinos y visitantes; y se conoce las características del entorno gracias a las explicaciones de los guías que de forma voluntaria colaboran con el proyecto.