Cultura

El 'punk' a 30 años vista

  • Ma Non Troppo publica en España 'La historia del Punk', libro del escritorPhil Strongman

"La banda explota, se mueve adelante y atrás, a cualquier sitio menos a sus marcas en el suelo [...] Rotten y Matlock bailan un pogo mientras Jordan da vueltas por ahí con tanta energía como los cámaras, que persiguen desesperadamente a la banda [...] Arriba, en la sala de control, Goodman pone a prueba los límites del equipo de sonido, y los de su suerte, al agarrar las manos del técnico de Granada TV y subir los niveles de sonido con los pies [...] Todo el mundo, incluido Wilson, está mirando los monitores sin dar crédito. Cuando Anarchy [in the UK] llega al destroy del final, se palpa el alivio en la sala de control, aunque por poco tiempo. Los Pistols se niegan a parar e inmediatamente se lanzan a tocar una cruda versión de Pretty Vacant...".

El episodio corresponde a la primera aparición televisiva de los Sex Pistols, el 1 de septiembre de 1976, en un programa que con el paso del tiempo adquiriría dimensiones legendarias: el So It Goes presentado desde Manchester por el ya desaparecido Tony Wilson en Granada TV.

Wilson se convertiría poco después en artífice de Factory Records y del club Hacienda. También en responsable de que el mundo supiera de Joy Division, New Order, Happy Mondays o The Durutti Column, entre otros. Pero en ese momento es un tipo sorprendido, fascinado por la energía y violencia que emana de los Pistols. "¡Corten, corten ya!", exige el productor. "¡No! ¡No! ¡Seguid grabando!", grita el presentador.

Así lo cuenta el periodista y escritor Phil Strongman en La historia del Punk (Ma Non Troppo / Robinbook, con traducción de David Agustí Hernández), publicado originalmente el pasado 2007 en Gran Bretaña bajo el más atractivo título Pretty Vacant.

En el tramo inicial de sus 250 páginas quizás pueda el lector ya iniciado experimentar una cierta sensación de déjà vu -se trata, al fin y al cabo, de una historia muchas veces contada, incluso llevada con acierto documental al cine, como en The Filth and the Fury (2000), de Julien Temple-. Sin embargo, a medida que se avanza se descubre el caudaloso volumen informativo manejado por el autor, como Wilson, como tantos otros, cautivado por la poderosa sacudida musical y social que el punk representaría en la Gran Bretaña de finales de los 70.

Se le podría reprochar a Strongman -de hecho, se le ha reprochado- que pase de puntillas por el segundo de esos dos aspectos mencionados, el social, tanto en los antecedentes que propician semejante estallido cultural como en sus consecuencias, pero él no parece demasiado interesado en ese asunto. Prefiere contar lo visto y oído en primera persona o a través del testimonio de los protagonistas. Las interpretaciones se las deja al lector.

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