okuda san miguel. artista multidisciplinar

"Entré por la puerta de atrás en el mercado del arte convencional"

  • El asturiano repasa en su libro 'Kaos Temple', que presentó en la galería sevillana Delimbo, sus tres últimos años de trabajo alrededor del mundo

Okuda (Santander, 1980) con una de las obras de 'Kaos Temple'.

Okuda (Santander, 1980) con una de las obras de 'Kaos Temple'. / josé ángel garcía

óscar San Miguel Erice, más conocido con el sobrenombre de Okuda, dio sus primeros pasos en Santander, donde nació en 1980, y se ha convertido en uno de los españoles con mayor proyección en el panorama internacional de la pintura en murales o grafiti. En sus trabajos, mediante elementos contradictorios e ideas opuestas, invita a la reflexión. El artista presentó días atrás en la galería Delimbo su libro Kaos Temple, editado por Montana Colors, un recorrido a través de 500 imágenes por sus últimos cuatro años de trabajo con especial énfasis en su producción más icónica y que da título al volumen: la reconversión de una iglesia abandonada de Asturias en un templo del skate.

-La mayoría de sus obras coinciden en enfrentar conceptos y realidades dispares.

-Parto más de lo visual que del mensaje. Me dejo llevar más por el corazón, por el ojo y por el cerebro que por lo que quiero transmitir. Juego con una iconografía y con un lenguaje que responde a temas con los que vengo trabajando desde hace muchos años, como el capitalismo, la naturaleza o el existencialismo. Dentro de mi obra se pueden ver conceptos contradictorios pero no me interesa dar un mensaje cerrado, quiero que cada persona sienta algo al mirar. Para mí el arte es algo que me tiene que enamorar visualmente.

-Por tanto, la reivindicación política no es su principal objetivo.

-Para nada, la meta que persigo es que mis trabajos impacten y que no sean indiferentes a nivel visual. A partir de aquí que cada uno haga sus lecturas según sus vivencias; evidentemente casi siempre coinciden pero de forma espontánea. Incluso yo mismo hago lecturas diferentes tras un tiempo sin ver las obras y eso me parece interesante, son cuadros que recorren el tiempo.

-Comenzó haciendo grafitis en los muros de edificios abandonados, pasó luego por la Facultad de Bellas Artes y su producción actual incluye escultura, dibujo, fotografía, vidrieras... ¿Con qué formato se siente más cómodo?

-Mi lienzo principal siempre han sido los edificios y, a posteriori, los cuadros, que se me quedan más pequeños. Prefiero trabajar en el espacio público porque llega a más gente y hay una comunicación directa y constante con el espectador. Esto se contrapone con el trabajo de estudio donde el contacto se limita a las exposiciones.

-¿Sigue creyendo que su obra no se encuadra dentro del mercado?

-Soy afortunado porque siempre he podido vivir bien y bastante al margen del mercado. Entré en el mercado del arte convencional por la puerta de atrás y no por el camino clásico, que es exponiendo tus obras en una galería, algo que fue secundario porque acabó surgiendo a raíz de mi trabajo en la calle.

-Recurrió al crowfunding para financiar su obra Kaos Temple. ¿Cómo se realizó el proyecto?

-La obra de la Iglesia Skate en Asturias fue una iniciativa personal de un lugar que vi y que estaba en desuso. Ha marcado un antes y un después en mi carrera, sobre todo a nivel emocional, por el hecho de que mi lienzo fuera un sitio tan importante para la historia del arte como lo es una iglesia. El proyecto fue un privilegio que no tienen todos los artistas, y me parece increíble que haya mecanismos como el crowfunding para financiarlo y que haya gente que quiera ser mecenas.

-¿Cree que la gente está concienciada de la importancia del arte?

-Para nada, y creo que es un problema educativo porque los valores que te enseñan desde pequeño se basan en tener más y compararte con el resto. Es un error absoluto porque puedes ser feliz con mucho menos. He viajado a La India, por ejemplo, y allí la gente no tiene nada pero no para de sonreír; la experiencia me enseñó mucho e intento no compararme con otros artistas y disfrutar mucho de cada momento y de mi trabajo.

-¿Alguna vez han censurado alguno de sus trabajos?

-La mayor censura que he sufrido fue en EEUU, donde me borraron un muro que pinté en un edificio del Bronx. Me pareció vergonzoso que retiraran mi obra. Alegaron que hacía apología del terrorismo cuando se trataba de justo lo contrario. Y además, en el Bronx precisamente lo que no falta es tráfico de drogas y prostitución, es curioso como en EEUU hay tantos tabúes y pasan cosas como ésta.

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