Antonio Bartrina. Cantante de Malevaje

"Cualquiera puede interpretar la música que sea; lo importante es que se lo crea"

  • El grupo madrileño abre esta noche en La Rábida el ciclo 'Las noches del Muelle' en una sesión dedicada al tango. Después de 31 años sigue en los escenarios con más personalidad que nunca.

Las historias de desamor de los bares portuarios de Buenos Aires y Montevideo, entre la melancolía, el desamparo popular y ríos de alcohol, dieron forma al tango. El lunfardo, particular idioma porteño, se convirtió en su lengua oficial. Y aun en el Madrid de posguerra se adoptaba como lenguaje universal. La música de la que se empapó Antonio Bartrina (Madrid, 1957) en su infancia dio lugar a Malevaje en plena efervescencia de los años 80. Es una de las bandas más personales de la época y sigue contando historias después de 31 años, que tampoco son nada. Nunca es suficiente para seguir mirando la vida alrededor y ponerle música a las noches de tragos solitarios y miradas perdidas.

-Ahora con perspectiva ¿cómo ve esa irrupción de Malevaje en plena Movida madrileña?

-Estábamos locos como cabras. Pero aquel era un buen momento para cualquier cosa. Era la salida del franquismo y todo el mundo estaba muy ávido de hacer y ver cosas nuevas. Ávidos de poder, porque antes no se podía.

-¿Fue cosa de valentía o de personalidad reivindicar el tango?

-Tampoco fue una reivindicación, fue algo más cosa de la casualidad. Yo era fotógrafo y tenía mi trabajo como tal. Esto se cruzó un poco en el camino. Yo escuchaba tangos de pequeño, por mi familia. Era la música de moda en los años cincuenta: en la radio se escuchaba a Carlos Gardel. Y aquí había un cantor de tango en Madrid, Carlos Acuña, que vivía muy cerca de donde trabajaba mi padre y se hicieron muy amigos. El tango, ya desde muy pequeño, me estuvo marcando. Pero lo de dedicarme a esto fue casualidad porque un amigo que tenía un bar me pidió que cantara allí. Tiré de quienes tenía más cerca, músicos de rock, y valientemente se echaron al ruedo conmigo, pero sin ninguna idea de continuidad.

-Sólo rockeros.

-Es que no había grupos de tango aquí. Los músicos que tenía a mano eran de rock, eso sí, muy abiertos a todo. Y fuimos aprendiendo. Nos encontramos a Osvaldo Larrea, unos años después, que fue quien nos enseñó cómo había que hacer las cosas. Sin él, lo mismo no hubiéramos llegado a ningún lado. Nos enseñó a hacer las cosas bien y nos enseñó mucha música a todos, no solo tango. Tenía la virtud de que era un maestro bandoneísta que había tocado con todos menos con Gardel. Tuvo esa habilidad de enseñarnos sin que perdiéramos nuestra personalidad.

-El tango, más allá de la música, se puede decir que es una filosofía de vida, ¿no?

-El tango es una música que sirve para cualquier gran ciudad. Y para Madrid más porque tenemos muchas coincidencias. En Buenos Aires, el carácter porteño es muy parecido al del chulapo madrileño castizo. Lo que pasa es que aquí hacía muchos años que no se oían tangos. Pero la gente, en cuanto escuchaba, enseguida se enganchaba porque, como decía Larrea, el tango tiene éxito porque te está contando tu propia vida.

-Entonces no es un inconveniente no ser porteño.

-Cualquier persona puede interpretar cualquier tipo de música siempre que se la crea. La clave está en creerte lo que cantas. Mira los japoneses que vienen a tocar la guitarra aquí y a bailar. Y lo hacen muy bien. Se lo creen, pienso.

-Precisamente Manolo Sanlúcar dice que lo grande del flamenco es que un japonés venga y pueda cantarlo, bailarlo y sentirlo.

-Claro. Eso es lo grande de la música. El idioma de la música es universal. Escribes un arreglo y lo puede leer igual un chino que un francés o un canadiense: es el mismo idioma. En ese aspecto tenemos que cambiar un poco el chip, como dicen ahora, y pensar que la música, toda la música, es universal.

-Malevaje se ha distinguido siempre por tener composiciones propias, sin limitarse a los clásicos.

-Llegó un momento en que el cuerpo nos pedía hacer cosas nuestras. Fue en el año 85 u 86. Ya habíamos grabado dos discos de temas clásicos y también coincidió que estaba Osvaldo Larrea, que sabía escribir tangos. Ahí es cuando empezamos a escribir cosas; parece que funcionaron bien, y seguimos con ello. De todas formas, en nuestros discos siempre metemos algún clásico porque hay un montón de temas que quiero dejar grabados y poquito a poco quiero seguir haciéndolo.

-Ha dicho que es difícil componer sobre algunos temas que están muy bien reflejados en clásicos.

-Sí, a veces pasa. En todas las músicas, pero en el tango pasa mucho. A ver quién es el guapo que escribe un Cambalache y que mejore lo que ya está escrito. Hombre, se puede hablar sobre el mismo tema y de hecho hemos escrito varios tangos sobre lo mal repartido que está el mundo, pero escribir un Cambalache cuando éste es ya insuperable es un poco perder el tiempo.

-Muchas de sus composiciones tienen una gran carga social. En estos tiempos será mayor la tentación de reflejar lo que le rodea.

-Es inevitable. Además, quienes nos dedicamos a la música tenemos una obligación moral de hacerlo y expresar nuestra opinión.

-Son buenos tiempos para seguir componiendo, entonces.

-Pero ahora hay pocas salidas para la música. No hay presupuestos de Cultura. A ver si se arreglan un poco las cosas porque le gente está un poco harta de cómo está la situación. A ver si la sociedad va tirando para adelante en vez de tirar para detrás. Los últimos años han sido muy difíciles, por la crisis ésta y los gobernantes que hemos tenido en España, que han estado siempre en contra de todo lo que fuera cultura. Ha sido difícil pero, bueno, hay que resistir, como dice El Wyoming.

-¿Qué ofrece Malevaje en la actualidad?

-Mantenemos la formación original, de cuarteto con bailarines. Pero en estos momentos de crisis hemos hecho un trío y trabajamos así donde no se puede hacer lo otro.

-¿Y qué va a poder ver el público de Huelva?

-A Huelva vamos con trío aunque me hubiera gustado más ir con todo el espectáculo, con la banda completa, porque el sitio, el Muelle de las Carabelas, además, es muy apropiado. Hacemos un repaso de todos nuestros temas históricos, temas nuevos, clásicos y en trío, más íntimo que lo otro.

-Queda claro que el tango está al margen de modas.

-El tango seguirá siempre, igual que el rock. Ahora, además, en Argentina y en Uruguay hay mucha gente joven que está volviendo a entrar en el tango. Porque allí pasa un poco lo que ocurrió aquí con la copla y en cierta manera con el flamenco, que se identificaba con la dictadura: allí la gente joven lo identificaba un poco con la dictadura militar. Pero ahora ya eso pasó y hay un montón de gente joven tocando el bandoneón muy bien. Esta gente no sigue tocando lo de hace 70 años, están metiendo sangre nueva en esta música, que es lo más importante para que la música siga evolucionando.

-Nada de ser puristas.

-La música que no evoluciona se muere. Por eso es muy importante que el tango siga evolucionando.

-Después de 12 discos con Malevaje y uno en solitario, ¿qué viene?

-De momento quiero sacar un disco que grabamos por el 30 aniversario. Me gustaría ahora mezclarlo en agosto y a ver si lo puedo sacar en otoño. Luego hay otros proyectos, como un espectáculo de cabaret con tango y varias cosas.

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