arte

La promesa del artista que cumplen sus obras

  • La Sala DBAT de Gibraleón inaugura hoy sábado la retrospectiva dedicada al granadino Santiago Ayán

Hace muchos años que el artista granadino Santiago Ayán (1963-2010) prometió a Pablo Sycet visitar su Gibraleón natal para conocerlo. La vida no se lo permitió en persona pero ahora el artista olontense ha organizado para la Sala DBAT una modesta retrospectiva que, de alguna forma, hará que Ayán cumpla su palabra y también Gibraleón pueda conocerle a través de sus obras.

No es casual este homenaje que se inaugura hoy, a las 13:00, en la Vinoteca De Blanco a Tinto. Llega en un momento de reivindicación del artista granadino, después de que su ciudad exhibiera el año pasado, en el Palacio de los Condes de Gabia, una importante colección de trabajos, desde los primeros años 80 hasta 2010, año de su fallecimiento.

Es también coincidente con la publicación del libro Buscando el paraíso, en el que se reproducen sus obras fundamentales al tiempo que se traza un retrato colectivo con la aportación de amigos que reivindican a la persona y al artista que fue Santiago Ayán.

Ahora Sycet va más allá de ese homenaje colectivo y ejerce una vez más de comisario en la Sala DBAT para que el público onubense conozca la obra de un artista que reflejó "con total naturalidad" reflexiones existenciales de su recorrido vital, en el que sobresalió por una "aguda comprensión crítica de la realidad" que le tocó vivir desde su juventud.

El Ayán artista destacó por un lenguaje que evolucionó desde el neoexpresionismo inicial "hasta una postura conceptual que integraba significantes materiales de diversas culturas". Toda su obra, recuerdan con motivo de la exposición, discurrió bajo un lema; la declaración de intenciones con la que selló gran parte de su producción: RSE (Radio Sintonía Exterior): «Emitimos cuando nos da la gana». Por eso, probablemente, no cabía mejor título que ese De vuelta a todo que engloba el conjunto de piezas que se puede ver desde hoy en Gibraleón y hasta el próximo 5 de julio.

Las comisarias de su retrospectiva granadina de hace unos meses, Ángeles Quesada y Carmen Sigler, apuntaban entonces que en los primeros trabajos de Santiago Ayán "domina una figuración marcada por la tensión en la composición y el color, por la revelación de la angustia y la carga erótica". "El valor simbólico del color siguió vivo en piezas de plasticidad muy variada, en las que era clave el gesto de la escritura pictórica, vehículo de su pensamiento existencial. Su trabajo posterior está marcado por la mística de lo íntimo, de lo autobiográfico, tanto por medio de una iconografía religiosa, que trataba con mordaz sentido del humor, como a través de dibujos de gran poder simbólico asociados a fotografías de su cuerpo en actitudes alusivas a la negación, la postración o la reclusión".

Más adelante, Ayán se sumergió en los registros de la cultura popular por integrar en sus trabajos finales su pulsión vital y la representación transcultural a partir de materiales recopilados durante sus viajes y la incorporación de objetos de valor simbólico, para acabar constatando que el alma de su obra siempre lo ocuparon los eternos temas existenciales: vida, amor, dolor, sexo, muerte.

En esta "antológica de bolsillo" se interrelacionan sus creaciones en pintura, dibujo, instalación y obra seriada de muy distintas épocas, ya que recupera algunas obras de sus años de formación, en diálogo con aquellas más simbólicas de los 80 y 90 que consolidaron su discurso artístico, hasta apuntar al ocaso que se dibuja en su producción en la primera década del nuevo siglo.

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