Cultura

La poesía impertinente

  • Galaxia Gutenberg recupera la antología de 'Carmina Burana' que Francisco Rico publicó en los 70 y que hace hincapié en el carácter crítico de los textos

La poesía impertinente

La poesía impertinente

La poesía goliardesca representa uno de los hitos más significativos de la literatura medieval. Su carácter crítico e irreverente, su apasionado reflejo de la vida y del amor, su impertinente forma de denunciar los desmanes de los poderosos -de la iglesia y su curia, por encima de todo- siguen sorprendiendo tantos siglos después. Sorprende y también produce una tremenda nostalgia esa incombustible libertad creadora que arremete, con su alegre impulso, contra el poder establecido y nos enseña mucho sobre la capacidad de la literatura, de la poesía, del canto, de la cultura en general, para erigirse como arma afilada. Si es que hay voluntad para ello, claro está, y los creadores no andan adormecidos por las prebendas que les otorga ese mismo poder.

Carmina Burana es el nombre con el que se conoce al Códex Buranus, del siglo XIII, que representa la principal fuente de referencia de la lírica goliardesca, la producida por clérigos andarines y malvivientes que recorrían los caminos cultivando su ingenio para lograr comer y, por supuesto, beber haciendo lo menos posible, trabajando nada, componiendo y cantando mucho. Clérigos "ajuglarados" que durante más de un milenio anduvieron por las sendas del mundo de monasterio en monasterio y que a partir del siglo XII, con las creación de las grandes universidades y el auge de la vida urbana, cambiaron los caminos por las ciudades para confundirse con los estudiantes pobres, más amigos de la diversión que de los libros, y convertirse junto a ellos en el prototipo de juerguista desvergonzado, libre creador y vividor compulsivo. Galaxia Gutenberg recupera la antología que Francisco Rico publicó en 1978 (Biblioteca Breve de Bolsillo de Seix Barral) en una cuidada edición que ha vuelto a tener al frente al filólogo y académico, y en la que se recoge una amplia selección que pone el acento en el carácter satírico, erótico y crítico de estas composiciones en latín a las que el lector accede en versión bilingüe.

Entre las piezas hay sátiras descarnadas y astutos alegatos contra la corrupción

La mayoría de las composiciones de los Carmina Burana son anónimas como la vida de sus autores -casi todos de procedencia francesa o alemana-, clérigos vagabundos, estudiantes disolutos, pero también letrados que escogen escribir al modo de los goliardos para expresarse con gracia y afilado ingenio. Entre estos últimos destaca con nombre propio Gautier de Châtillon, de quien se incluyen en este volumen algunas deslumbrantes composiciones, como esta feroz crítica contra la iglesia de hiriente actualidad: "Conque nadie vive puro / y se derrumba el muro de la castidad, / Epicuro es ponderado / y nadie mira que ha de morir. / Gratas son las comilonas / y con oro o dinero / allana todo los caminos / el futuro obispo. (III. [Por más que enfermo entre los enfermos]".

Variada en temas y estilos, la poesía de los Carmina Burana es también "docta y desgarrada, risueña y cruel, retórica y no ajena a la tradición popular, delicada y violenta", como tan acertadamente señala Francisco Rico en el ensayo introductorio, Invitación a la lectura de los Carmina Burana, un imprescindible repaso a los orígenes, autores y temas de la poesía goliardesca. También sobre su indeleble repercusión, incluso más allá del ámbito literario, desde que en los años 30 del pasado siglo Carl Orff compusiera su conocida cantata escénica basada en algunos de estos textos.

Entre estas piezas líricas podemos encontrar sátiras descarnadas, críticas malévolas, maledicencia, astutos alegatos contra la corrupción, irónicos panegíricos y hasta vates arrepentidos de su pasada vida disoluta que emprenden verso a verso su particular acto de contrición: "Ahora quiero arrepentirme, / abandonar y enmendar / cuanto temerariamente cometí" (VII [Mientras floreció la juventud]).

La imponente fuerza expresiva de estos poemas cobra su máximo valor en las numerosas composiciones amorosas de la compilación: amor mundano, delicado, erótico, feliz o plañidero; amor de dioses o mortales o de mortales convertidos en dioses por las perversas flechas de Cupido. "Nada más grato / que retozar con una muchacha: / en ella no hay / ninguna hiel; / los besos que da / son más dulces que la miel. / En amoroso solaz, / virgen soy y ella es virgen; / no aro sobre la semilla / peco sin faltar", nos dice el poeta mientras espera la oportunidad "para ser traviesos" (XVII [El amor domina a los dioses]).

Pese a su lejana producción, pese al exótico contexto en el que fueron escritos, estos poemas producen una sensación tremendamente cercana en el lector actual y no solo porque los sentimientos que expresan sean, como lo es toda buena literatura, universales, sino porque las particularidades de muchos de ellos, la anécdota de lo que cuentan, es también sorprendentemente cercana. Un buen número de estos poemas podrían servirnos tal cual, casi sin mover una coma o cambiar un vocablo, para expresar nuestra indignación o nuestra rabia ante la flagrante corrupción de los poderosos. Eso sí, hoy en día algunos de ellos podrían costarnos abultadas multas, e incluso pena de cárcel.

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