Cultura

La niña y el alguacil

CineBox Aqualon Puerto Huelva y Al Andalus Punta Umbría.- Título original: 'True grit'.- Producción: Estados Unidos, 2010.- Duración: 108 minutos.- Dirección: Joel Coen y Ethan Coen.- Guión: Joel Coen y Ethan Coen basado en la novela de Charles Portis.- Fotografía: Roger Deakins.- Música: Carter Burwell.- Montaje: Roderick Jaynes.- Intérpretes: Jeff Bridges, Matt Damon, Josh Brolin, Barry Pepper, Hailee Steinfeld

Los hermanos Ethan y Joel Coen han acreditado a lo largo de su copiosa filmografía, desde su arrebatadora e inolvidable Muerte entre las flores (1990), una notable maestría jalonada con estelares hitos en la historia contemporánea del cine sin los cuales sería dificil analizar la mejor antología fílmica de Hollywood en los últimos años.

Ahora vuelven con lo que muchos han querido ver una nueva versión, un remake, del film del mismo título Valor de ley (1969), de Henry Hathaway, que le valiera un Oscar a John Wayne. Juran y perjuran los hermanos Coen que ellos vieron la película en su día y no han querido volverla a ver y que su incursión en el tema se debe a la habitual tentación por el western de las mayoría de directores estadounidenses y al interés por la novela de Charles Portis en la que se basan con casi absoluta fidelidad.

Un cobarde, Tom Chaney, asesina a sangre fría al padre de la niña de catorce años Mattie Ross. La pequeña está dispuesta a que se haga justicia y para conseguirlo recurre al alguacil, acostumbrado a empinar el codo, Rooster Cogburn. Éste emprende la búsqueda del criminal en compañía de Mattie y un agente de la ley que no duda mucho en disparar a las primeras de cambio. La persecución del asesino les llevará a terriotrio indio para dar con él, anticipándose al ranger, conocido como LaBoeuf, que trata de llevarlo a Texas para que se le juzgue por haber matado a otro hombre.

A la intensificación del dramatismo de la película de los hermanos Coen con respecto a su precedente, los guionistas y realizadores han propiciado la vuelta a un western clásico, con sus lugares comunes pero donde el realismo tiene mucho de fábula excelentemente narrada y donde la mirada infantil, bien es verdad que bastante aventajada, de la niña, le ha proporcionado una valiosa dimensión a la historia. Incluso la visión del protagonista, el alcohólico sheriff Rooster Cogburn, una espléndida interpretación de Jeffe Bridges, es mucho más profunda en su dramatismo como héroe fatalista.

Uno no puede menos de reconocer en esta historia un sentido más adulto del género, una alineación inequívoca con los más grandes realizadores del western. Incluso la reiterada referencia del himno evangélico Leaning on the Everlasting Arms, parece recordarnos en más de una ocasión otro título egregio, La noche del cazador (1955), de Charles Laughton. Por cierto en una de las secuencias iniciales aparece una sala de juicios envuelta en el humo de los asistentes que fuman plácidamente. Imagino a los antitabaco al borde un ataque de nervios.

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