Cultura

"La memoria se pierde muy rápido con la gente de la danza"

  • La bailaora y coreógrafa regresa a los escenarios para defender su nueva lectura de Lorca con 'Poema del cante jondo en el café de Chinitas' · La artista, que sigue con su museo en venta, hace balance de su carrera

Cristina Hoyos vuelve el próximo domingo al Maestranza de Sevilla para mostrar Poema del cante jondo en el café de Chinitas. Esta producción del Ballet Flamenco de Andalucía (BFA) que dirige desde 2004 -tema de su inminente reunión con el consejero de Cultura- reunió a 50.322 espectadores en su estreno en Granada el pasado verano.

-Es su tercera colaboración con el director José Carlos Plaza. ¿Qué destaca de este montaje?

-La calidad de todos sus elementos: la dirección de Plaza, la música de Pedro Sierra... y, por encima de todo, Lorca. Hemos creado un buen espectáculo que guarda la raíz del flamenco y es a la vez fresco y de vanguardia. Plaza es un gran experto en Lorca y se siente muy a gusto con este Ballet porque dice que son bailaores muy adaptables en la interpretación.

-¿Qué le aporta este nuevo Lorca?

-Conocerlo e interiorizarlo cada vez más aunque sus metáforas sean difíciles de llevar a la danza. Aquí unimos dos títulos: En el café de Chinitas, que es muy popular y cuenta con unos arreglos musicales que el público disfruta mucho, y Poema del cante jondo, que es menos conocido y se monta de una manera profunda que ahonda en las letras de Lorca.

-¿Será la última ocasión de verla bailar en Sevilla?

-Siempre he dicho que no anunciaré una retirada, que me iré despacito y a compás. El público está viendo que cada vez bailo un poco menos y que quiero dejarle espacio a los jóvenes, pero como Plaza y los compañeros me insisten, pues sigo un poco más.

-¿Qué sello tiene hoy el BFA?

-Destacaría lo buenos profesionales, lo disciplinados y entusiastas que son, por un lado. Por ejemplo, el bailaor principal, Mariano Bernal, hace un solo precioso e impresionante en esta nueva obra: el poema El silencio y el grito. Por otro lado, el BFA tiene el sello con el que Cristina Hoyos ha llevado las cosas: cuidar la esencia y, a la vez, evolucionar e ir con el tiempo.

-¿Qué le ha aportado a su estética trabajar con cineastas como Saura? ¿Piensa regresar al cine?

-Todo lo que se hace fuera de lo habitual (cine, ópera, coreografías para otros) permite darte cuenta de lo que tienes, pero también de lo que puedes seguir haciendo; en suma, aprender. Tengo desde hace dos años un proyecto con el director de cine Miguel Hermoso, que escribió un guión muy bonito sobre un niño de Granada que ve bailar a unos gitanos y, entre comillas, podría ser un pequeño Lorca. Pero es difícil para las películas de baile encontrar un productor.

-¿Es Andalucía la propietaria de las coreografías que usted ha creado para el BFA?

-Las coreografías que yo hago son para el ballet y del ballet, que es su dueño. Pero si, en el futuro, entrara una nueva dirección que no quisiera seguir representando estos montajes, tal vez yo podría llegar a un acuerdo con la Junta para seguir haciéndolos por mi cuenta.

-¿Piensa invitar a otros coreógrafos a trabajar con el BFA?

-Hay muy buenos coreógrafos fuera, pero yo creo que debo darle la oportunidad a la gente que está a mi alrededor y merece la pena, como hice con El Junco, que acaba de montar su propia compañía.

-El nuevo consejero, Paulino Plata, defiende a ultranza la internacionalización del flamenco. Usted fue pionera en esa aventura.

-Soy una persona que viaja desde que tenía 17 años, cuando me fui a Londres y a Estados Unidos, y ahora voy a cumplir 64. Cuando empecé había que dignificar mucho el baile. He intentado que se sepa que el flamenco es algo muy serio como espectáculo. He abierto muchas puertas en teatros y festivales de danza clásica o contemporánea donde el flamenco entraba conmigo por primera vez. Con mi compañía hice varios montajes, con mucho esfuerzo: unas veces pedía créditos, otras veces ganaba dinero y no tenía que pedirlos.

-Sigue sin director la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco. ¿Cuál debe ser la relación de ésta con la iniciativa privada?

-El sector privado necesita ayuda, como me sucedía a mí cuando tenía mi propia compañía. La Agencia debe conocer bien la calidad de los espectáculos que se apoyan, pero es esencial estar ahí al lado de la gente que tiene talento y hace las cosas bien hechas.

-Usted se formó con Adelita Domingo y Enrique el Cojo, trabajó con Gades... ¿Se protege bien el legado de estos maestros?

-No, y habría que darlo todo por ellos. Ha habido grandes como Antonio Gades y Pilar López que se han muerto y ¿qué se les ha hecho? En el funeral de Pilar López no había nadie relevante y ella ha sido grandísima en una época en la que recorrió con grandes ballets todo el mundo. La memoria se pierde muy rápido desgraciadamente con la gente de la danza.

-Si se hace una foto fija del baile en Sevilla hoy, Matilde Coral y usted son las grandes maestras y depositarias de la tradición. ¿Qué supone esa responsabilidad? ¿Quiénes son sus alumnas?

-Conservo el baile muy femenino, el movimiento de brazos de la escuela sevillana. Y me gustaría que no se perdieran esas formas, que son muy ricas, pese a la evolución del flamenco. La gente que ha estado conmigo está capacitada para hacer cosas grandes, como Hiniesta Cortés, Susana Casas... Pero muchas veces no es como tú enseñas, sino como los demás aprenden. A Belén Maya, cuando empezó a bailar, le gustaba mi taranto e iba mucho a verme.

-Su legado personal está hoy en el Museo del Baile Flamenco, que ha puesto en venta. ¿Hay novedades sobre este asunto?

-Yo he luchado y he querido elevar el baile flamenco a la categoría de museo. Que, por motivos económicos, no me han salido las cosas como esperábamos, pues mala suerte. Pero mi familia se ha dejado la piel trabajando 12 horas diarias en ese proyecto. Es una lástima que no haya tenido las ayudas necesarias, porque aunque diga la gente que sí he tenido muchas ayudas, no es verdad. He tenido lo mínimo que se puede dar a una iniciativa como ésta de tanto dinero y tanta categoría. El museo está en venta, hay varias propuestas: unas para comprar el museo y otras para la casa. Estamos aguantando todavía un poco para que lo compren como museo.

-¿Cuál ha sido aquí el error?

-Quizás que abrimos el museo en un mal momento, en crisis. Pero, cuando constantemente están hablando de que te lo están pagado todo, hay mucha gente reacia que dice "pues no vamos, no me apetece que tenga éxito". La verdad es que no lo sé. Pero cuando están machacando todo el día con lo mismo, algo influye.

-¿Qué le diría a artistas como María Pagés, que está dispuesta a abrir un teatro del flamenco?

-Ojalá a todo el que arriesgue le salga mucho mejor que a mí.

-Con su llegada, la Compañía Andaluza de Danza pasó a llamarse Ballet Flamenco de Andalucía y dejó de atender otras tradiciones, como la escuela bolera. ¿Por qué?

-Hubo quien protestó, pero cuando yo entré aquí dije que quería potenciar el flamenco. El flamenco nace en Andalucía y el BFA tiene que ser un referente del mismo. Ojalá hubiera un ballet paralelo que se dedicara a otro tipo de danzas.

-¿No se le debe exigir a una compañía pública como ésta un mínimo de producciones al año?

-No. Nosotros estamos haciendo las producciones cada dos o, depende, cada tres años. Tenemos en algo más de cuatro años Viaje al Sur, Romancero Gitano y Poema del cante jondo. Y muchas solicitudes de todo el mundo para verlas.

-¿Qué perfil le gustaría encontarar en su sucesor al frente del BFA?

-Pues no lo sé. Eso lo tienen que decidir ellos. La persona que entre aquí a lo mejor sigue mi línea u otra, como yo he seguido otra línea distinta. A ntes había cosas de danza española y yo dije que me dedicaba exclusivamente al flamenco.

-¿Tiene relación el BFA con el Ballet Nacional de España, que también tiene en gira otra versión de En el café de Chinitas?

-No, nada.

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