Cultura

"La manipulación psicológica te destroza"

El suyo es un caso excepcional pues, a pesar de haber empezado con tan sólo seis años en el mundo de la interpretación, ha asumido su evolución como algo natural, adaptándose con madurez a cada etapa. Acertada tanto en sus papeles cinematográficos como televisivos -medio que le ha dado gran popularidad-, ha encontrado en el teatro el destino que, para sus últimos trabajos, más la ha convencido. Ahí, después de Salomé, regresa con La señorita Julia, ambas dirigidas por Miguel Narros.

Con el texto de Strindberg, recién estrenado la semana pasada, recala estos días en el Teatro Lope de Vega de Sevilla donde ha querido conversar, en exclusiva, para los lectores de este periódico.

-¿Es diferente para un actor la intensidad a la hora de abordar un drama o una comedia? ¿Lo padecen más ustedes cuando son textos de tanta dureza como 'La señorita Julia'?

- La entrega es por igual. Cada género tiene sus dificultades. El actor está al servicio de la obra aunque tiene que parecer que no supone un esfuerzo para nosotros. A lo mejor durante el proceso de ensayos sí te obsesionas más. Luego, cuando está la función hecha, es algo más técnico. Lo distinto de una representación es el público, el espectáculo en sí, que no se te vaya de las manosý

- Antes decían que el teatro era el medio para los actores de raza. ¿Ha pasado a convertirse en el refugio donde poderse enfrentar a retos interpretativos? (frente a la aparente mayor ligereza de la televisión)

-Quiero abogar porque la tele no se vea tan frívola. Cuando tienes éxito con la serie o el programa en concreto, ganas dinero pero, si no, lo que cobras viene ajustado a donde te encuentres. La televisión es complicada porque en ella no hay tiempo para nada, todo es inmediato. Crear esa cercanía no es fácil.

-¿Qué me puede decir del montaje que tiene entre manos en estos instantes?

-Es muy bestia. Son dos personas que se pelean, física y psíquicamente, y que no terminan de luchar hasta el final. Te hace sentir muy vivo porque es un escrito maravilloso en el que se refleja la eterna lucha entre sexos. Que te den una hostia es terrible pero la manipulación psicológica te destroza y es más difícil de superar.

-Supongo que estará preparada para recibir testimonios de espectadores que se vean identificados con los personajes, ¿no?

- Sí. De hecho, se muestra una realidad incómoda. En algunos momentos violentos, la gente se ríe. Supongo que es como un rechazo. O te ríes, o dejas de mirar. No deja indiferente y, después de casi medio siglo de la anterior puesta en escena, sigue siendo moderna, apasionada, llena de vida, jovený

-¿Ha interpretado algún papel similar?

-No. Es un personaje muy especial y muy difícil, lleno de aristas, transiciones por dentro, que pasa de la emoción al llanto, con tintes esquizofrénicosý Incluso es complejo para entenderlo, igual que también lo fue el autor.

-¿Piensa compaginarlo con algún otro proyecto?

-No. Me he entregado en cuerpo y alma, que no es poco. Ha sido un proceso duro que me pedía abandonar todo lo demás.

-Lo que sí parece que La señorita Julia ha dado muchos motivos de conversación entre ustedes (a María la acompañan en el reparto de la obra Raúl Prieto y Chusa Barbero). ¿Muchas conclusiones también?

-Bueno, hemos charlado sobre hombres, mujeres, la libertad de éstas, la necesidad de creer en algo para avanzar. Somos actores en el 2008 y, al fin y al cabo, vivimos una realidad concreta pero, si echamos un vistazo, todavía quedan varias "señoritas Julias" por ahí. El amor entre clases sigue siendo un conflicto, a pesar de que, en otros aspectos se vaya evolucionando y para nosotros sea impensable. Al final, ni unos son tan buenos, ni los otros tan malos.

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