Cultura

Una historia real

El propio guionista y director de esta película, Jean-François Davy, fue protagonista de los hechos reales que sucedieron en julio de1960. Y todo cuanto allí pasó lo refleja en este film que es una aventura ejemplar, que exalta tanto los sentimientos de amistad y lealtad como el respeto por la naturaleza, el afán y el esfuerzo por superar todo tipo de dificultades. Es una muestra del espíritu scout, una escuela de habilidad y de aventura que cultivan muchos muchachos, multitud de adolescentes en todo el mundo.

En esta historia Patrick y su unidad de exploradores, a quienes se conoce como Los Águilas, disfrutan de unas vacaciones en el valle de Chamonix, situado al pie del Mont-Blanc, capital mundial del alpinismo en verano y de esquí en invierno a 4810 metros de altitud. La misión de los chicos consiste en escalar la cumbre del Brevent, enfrente del Mont-Blanc a 2.500 de altura. Tras una larga y penosa jornada de camino, al atardecer, los muchachos descubren que donde pensaban encontrar un refugio de montaña, según les habían indicado, no hay nada.

Su máxima preocupación entonces es hallar un lugar donde poder acampar y reponerse de los esfuerzos de un día de caminata interminable. Es cuando los rigores de la montaña se ponen de manifiesto, demostrándoles sus aspectos más duros y amenazadores. A ello han de enfrentarse y hacerlo sin perder su talante característico. En tanto tratan de encontrar una forma de escapar del riesgo, el grupo se separa y uno de los chicos cae a los gélidos rápidos. Marullaz, un gendarme del puesto de guardia, sale a buscarles con una patrulla de rescate que trata de actuar contra reloj para encontrar con vida a los muchachos.

Jean-François Davy, de quien recordamos su primera película, Chaussette surprise (1978), fiel al espíritu scout y a las experiencias de su adolescencia, ha tratado no sólo de reconstruir aquel suceso de su juventud sino de recrear el ambiente de los años sesenta y las vivencias de una época difícil para Francia con las convulsiones independentistas de Argelia, de tanta trascendencia social y política para el país, cuyas alusiones son evidentes, en un grupo de chicos anárquicos, divertidos y curiosos que se planteaban todo tipo de cuestiones en torno a la religión y a la realidad de su tiempo. Todo ello se conjuga con humor pero también con un sentido de la responsabilidad y con unos valores que hoy no se advierten en muchos aspectos de los muchachos de nuestro tiempo, más ocupados en asuntos más inmediatos y pasajeros. Por todo ello la película resulta muy recomendable para los niños y los más jóvenes que en estos días frecuentan en mayor abundancia nuestras salas de cine.

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