Los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne han llevado el cine belga a lo más alto desde que en 1996 ganaran la Espiga de Oro en Valladolid con La promesa. Tres años más tarde, Rosetta les hizo entrar en el selecto Cannes, donde se han convertido en una suerte de hijos predilectos del Festival, que les encumbró con El hijo, ganadora de la Palma de Oro en 2005. No fallan desde entonces en la Riviera francesa, hecha ya una tradición la presentación de sus películas, como lo fue en 2011 la de El niño de la bicicleta, que acaparó los elogios unánimes de la crítica, aunque debió conformarse con el Gran Premio, después de que sólo el genio de Terrence Malick le arrebatara con El árbol de la vida el triunfo palmario.

Ahora, siete años y otras dos películas después, los aficionados onubenses tienen la oportunidad de asistir a una proyección pública de El niño de la bicicleta y no perderse una excelente muestra del genio de los Dardenne en el ciclo de cine del Festival Internacional de Fotografía Latitudes, que arranca hoy en la Casa Colón, con la sesión programada a las 19:00 en el Salón Rojo de la Casa Colón, con entrada libre hasta completar aforo.

En esta edición dedicada a Europa y, más que nada, a autores europeos, Latitudes 2018 ha seleccionado seis películas que son una oportunidad de ver cine ajeno a las salas comerciales, del que sigue privándose Huelva por la falta de un cine-club, a excepción de programas puntuales, como es el caso de este ciclo.

Tras el estreno de hoy seguirán las proyecciones de la película francesa Tempête, de Samuel Collardey, mañana miércoles, y de la alemana Tiempo de caníbales, de Johannes Naber, el jueves.

La próxima semana volverá el martes, también a las 19:00, el ciclo con otras tres películas de enorme interés y diferentes nacionalidades: Retorno a Hansala, de Chus Gutiérrez; la británica El último virrey de la India, de Gurinder Chadha; y la ácida comedia checa Muelas del juicio, de Jirí Strach.