Cultura

Las 'Tres generaciones' de Aguilera se dan cita en la Sala Santa Inés

  • El artista onubense celebra sus 50 años de trayectoria con una exposición que reúne también creaciones de su padre y su hijo · La colección ya se expuso en Ayamonte y se prevé que viaje a Madrid y Nueva Yorkl 'Tres generaciones'. Sala Santa Inés. Hasta el 15 de abril. Martes a sábado, de 11:00 a 14:00 y de 18:00 a 20:30. Domingos, abierto sólo por la mañana.

Toda celebración necesita acompañantes, pensaría Florencio Aguilera (Ayamonte, 1947) cuando cumplía los 50 años de carrera. Así, el autor, recientemente galardonado con la Medalla de Andalucía, decidió reunir en una misma muestra una selección de la obra de su padre (Rafael, fallecido en 1998) y creaciones de su hijo (Chencho, nacido en 1975) junto a piezas significativas de su producción pictórica. Tres generaciones, la historia de una familia unida en su devoción por el arte, llega ahora a Santa Inés tras haberse visto ya en Ayamonte y tener programada su exhibición en Madrid y Nueva York.

La cita, que estará hasta el 15 de abril en Sevilla, propone al espectador un paseo por tres sensibilidades diferentes, tres autores de marcada personalidad: el expresivo trazo de Rafael, que retrata costumbres como la subasta del pescado, la fiesta del Salvador o la cucaña en escenas a menudo multitudinarias, da paso a la aproximación colorida y serena al paisaje que realiza Florencio, en la que el esplendor de la naturaleza apenas deja hueco para la figura humana. Frente al intenso cromatismo de su padre, Chencho evoluciona hacia composiciones grises que suele romper con una nota de color.

Una diversidad de tendencias que, según reconocen, no fue premeditada. "Para mí es más cómodo que seamos distintos. Nos complementamos mejor así, y no tenía sentido más de lo mismo. Además, si hiciera lo mismo que mi padre... probablemente lo habría superado", bromea Chencho. "Eso no se plantea, surge. Yo fui por otro camino sin pensarlo", cuenta Florencio, que recordó que empezó pintando en secreto de adolescente, cuando le quitaba los colores a su padre "y luego los mezclaba con pasta de dientes para que no se diese cuenta". El eslabón intermedio de la cadena contempla la exposición como un homenaje a su progenitor. "Es mejor que yo y quiero que la gente se asombre con él", sostiene. Entre los atractivos de Tres generaciones destacan los retratos que Rafael hizo de Sorolla. "Cuando éste llegó a Ayamonte mi padre trabajaba en la fábrica de conservas. El jefe lo puso a disposición del pintor. Le iba por los puritos al estanco, cosas así. Sorolla le llamaba Aguilerita. De ahí surgió una amistad que hemos mantenido nosotros con la familia".

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