Cultura

La fotografía social de Hauswald y Tomaszewski inaugura la muestra

  • El Museo acoge las dos primeras exposiciones, centradas en la Alemania del Este de los años 80 y en la población gitana europea

  • Es la primera exhibición del alemán en España

En Alltag, de Harald Hauswald, se puede ver cómo era el Berlín del Este previo a la reunificación a través de su gente. Y también se puede adivinar cómo era la Varsovia de la misma época, anotaba ayer la directora del Instituto Polaco de Cultura en Madrid, Miroslawa Kubas-Paradowska, testigo en la capital de Polonia aquellos años, presente en Huelva para la inauguración de Gypsy, de Tomasz Tomaszewski. Ambas exposiciones que acoge el Museo constituyen documentos excepcionales de marcado carácter social, pero con el acento puesto en la dignidad de las personas que aparecen en todas las fotografías, que apuntó también el director general del Goethe-Institute de Madrid, Reinhard Maiworm, a Huelva Información. Y así, casi sin pretenderlo, las dos instituciones encuentran muchos puntos en común en las dos muestras que ahora aportan a Latitudes 2018, el Festival Internacional de Fotografía de Huelva, inaugurado ayer con ellas.

Ya en la presentación del viernes pasado se habló de los autores europeos como hilo conductor en las ocho exposiciones de esta novena edición. En el Museo de Huelva, sin embargo, la oferta va más allá de los fotógrafos y se centra especialmente en la Europa reflejada, aunque se recurra a la trashumancia del pueblo romaní desde el este hasta el sur; o aunque se dirija la mirada a los años en los que la fractura política del continente marcaba decisivamente la sociedad.

Es significativo, sin embargo, que en las fotografías que aquí enseña Hauswald se puedan reflejar perfectamente momentos actuales, como si esa parte de la población alemana se hubiera quedado anclada en la vida de la época comunista. Lo explicaba también Reinhard Maiworm a este periódico mientras señalaba imágenes que perduran, como la de los dos obreros que toman aguardiente en un bar tras la jornada laboral, o los puestos callejeros de salchichas, blancas entonces en el Este, rojas en el Oeste, para más ironía.

Hay un punto fino de humor en muchas de ellas, como esa deserción bajo la lluvia de manifestantes del partido del régimen portando banderas de la RDA en plena Alexanderplatz. También las de implícita denuncia a través de la realidad social: esa imagen de un anciano rebuscando en una papelera, que se habría censurado entonces por un Gobierno sólo interesado en proyectar alegría y triunfalismo entre su población.

Pero Harald Hauswald, cuenta el responsable del Goethe-Institute madrileño, no cargaba de política sus imágenes y sólo trataba entonces de reflejar la vida cotidiana a través de las personas en aquellos años 80. Con la esperanza que se ve en esos carritos de bebés paseando ante la decadencia de edificios casi en ruinas. Y con la dignidad, siempre, que se aprecia en esos trabajadores que vuelven a casa en el metro al final del día.

Es lo que también el polaco Tomasz Tomaszewski se marcó en el proyecto que dedicó hace varias décadas a la población gitana en Europa. Es lo que se ve de igual modo en Gypsy, desde ayer expuesta en la sala Siglo XXI.

Si Harald Hauswald prescinde del color y acentúa su condición de documento social sin distracciones, Tomaszewski ofrece imágenes poderosas, brillantes y coloristas, que en algunos casos logran un efecto que acentúa el hiperrealismo con creces. Son estampas cotidianas de la errancia romaní en plena Europa, en países del Este como Polonia, Rumanía, Bulgaria o Eslovaquia, pero también en España, Francia e Inglaterra. Es una muestra, destacó ayer Miroslawa Kubas-Paradowska, en la que se recoge la influencia que ejerce y que recibe, pese a moverse al margen de la sociedad establecida, la comunidad gitana a su paso por distintos países europeos.

No es casualidad que Tomaszewski ofrezca parte de estos trabajos en revistas internacionales de calado como National Geographic, que tanto fomentan los relatos sociológicos a través de los mejores fotógrafos del mundo, entre los que el polaco puede incluirse, probablemente; o quizá con más certeza como el más destacado autor contemporáneo de Polonia.

Harald Hauswald es miembro fundador de una agencia de prestigio en Alemania tras la reunificación, Ostkreutz. Hace referencia su nombre a un cruce de vías ferroviarias, a ese punto fijo desde el que se observa el mundo sin perder conciencia del origen oriental. Destacaba el director del Goethe que fue uno de los pocos fotógrafos del Este que ya gozaba de cierto reconocimiento antes de la caída del muro, considerado artista más que cronista social, en la línea de realistas como Cartier-Bresson. Ahora expone en Huelva, por primera vez en España, y aunque no llegó a tiempo anoche para la inauguración por el temporal de nieve, pasará unos días aquí para comprobar la acogida de sus fotografías entre el público.

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