Cine

Un estilo inconfundible

Un hombre serio. Cine Vip Lepe.- T.O.: 'A serious man'.- Producción: Estados Unidos, Francia y Reino Unido 2009.- Duración: 105 minutos.- Dirección y guión: Ethan y Joel Coen.- Fotografía: Roger Deakins.- Música: Carter Burwell.- Montaje: Frederick Jaynes.- Intérpretes: Michael Sthlbarg, Richard Kind, Fred Melamed, Sari Lennick, Adam Arkim, Peter Breitmayer, Jessica McManus, Aaron Wolff.

Estrenada a primeros de enero en España, esta película nos llega con más de un mes de retraso. Si los buenos aficionados al cine de Huelva deseen verla, que indudablemente estarán interesados en la última película de los hermanos Ethan y Joel Coen, cuya película además está nominada a los Oscar en varias candidaturas, entre ellas las de Mejor Película y Mejor Guión Original, tendrán que desplazarse a esta bella e industriosa ciudad de Lepe, que siempre es una grata visita, para poder admirarla.

Con su estilo inconfundible y su entidad, propiamente judía, como judíos son sus autores y artífices, nos recuerda invariablemente a uno de los grandes títulos de la filmografía de los hermanos Coen, El hombre que nunca estuvo allí (2001), que muchos olvidan a veces a la hora de recordar los grandes hitos cinematográficos de estos guionistas y directores, entre los que encuentro también cierta concomitancias con otro de sus más emblemáticos logros, Barton Fink (1991), Palma de Oro en el Festival de Cannes de aquel año y que nos reveló el extraordinario talento de la pareja, que, en cierto modo, contradice esa teoría contra la eficacia de la doble autoría cinematográfica.

De todos modos, insisto en que hay una identidad extraordinariamente capital a la hora de definir la personalidad de los autores, que en este caso desempolvan con admirable agudeza sus recuerdos de infancia en el seno de una comunidad judía en Minneapolis. Corre el año 1967 cuando la esposa de Larry Gopnik, profesor de física en una Universidad del Medio Oeste norteamericano, ha decidido abandonarle para irse con el presuntuoso amigo de la pareja, Sy Ableman. Su hermano, incapaz de encontrar trabajo, holgazanea en el sofá del salón. Su hijo, Danny, resulta conflictivo en la escuela hebraica, de la que se ausenta a menudo, y su hija Sarah le sustrae dinero de la cartera para operarse la nariz. Entre tanta penalidad empieza recibir anónimos para chantajearle y hacer que le despidan de la Universidad. Incapaz de resolver éstas y otras complicaciones, Larry pide consejo a tres rabinos.

Los hermanos Coen reconstruyen, recrean, sus memorias de infancia, el ceremonial ritualizado de las celebraciones y la tradición en el ámbito reducido de una comunidad judía, que les pone a prueba entre las severas exigencias doctrinales de la Torah, los principios de la ley hebrea y su aplicación a la propia existencia. No cabe duda de que esta recreación supone un rasgo muy sincero por parte de los hermanos, que somete a un clarificador examen de sus propias conciencias. Es más, creo que es una perfecta radiografía de la entidad creativa de los Coen, digamos que un testimonio que nos permite conocerlos mejor.

Se ha dicho, se ha escrito, justo es admitirlo, que es el particular ejercicio de los directores sobre el angst suburbial al estilo de Revolutionary Road (2008), de Sam Mendes. Ello unido a una recreación perfecta del lugar, del ambiente, de las costumbres, de la vida misma y con ella la presencia de figuras un tanto grotescas, excéntricas y situaciones absurdas en muchos casos. Y ese humor ácido, incisivo, propio de los hermanos Coen para destacar las contradicciones entre los consejos rabínicos, las tradiciones y la realidad vital.

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