José Manuel Benítez Ariza. escritor

"El espectador contemporáneo ha vuelto la espalda al cine en blanco y negro"

  • El autor gaditano regresa a las librerías con su ensayo 'Cosas que no creeríais. Una vindicación del cine clásico norteamericano', un libro que enfoca al gran cine de siempre

José Manuel Benítez Ariza, con su nuevo libro.

José Manuel Benítez Ariza, con su nuevo libro. / jesús marín

Cosas que no creeríais. Una vindicación del cine clásico norteamericano, publicado por la Universidad de Valencia, es el título del nuevo libro del escritor gaditano José Manuel Benítez Ariza, un ensayo con el que aparca su dedicación a la poesía y la narrativa.

-¿Cuál es el objetivo de este ensayo?

Se puede decir que clasicismo y comercialidad han ido de la mano durante mucho tiempo"Soy un espectador formado en una época en la que el prejuicio antinorteamericano era muy fuerte"A Hollywood van sensibilidades de todo el mundo y cada uno aportando su personalidad"

-El subtítulo intenta aclarar la intención del libro. Más allá de los prejuicios que pueda haber sobre la prepotencia comercial del cine norteamericano, prejuicios fundados por otra parte, evidentemente hay una tradición ininterrumpida de más de cien años de producción a un nivel industrial de excelencia que ha influido en la idea que los espectadores de todo el mundo de tenemos de narrativa audiovisual. Hablar de cine, de una manera o de otra, para reafirmarlo o para negarlo, es hablar del modelo que nos depara el cine norteamericano. Soy un espectador formado en una época en la que el prejuicio antinorteamericano era muy fuerte. He querido poner en claro esas ideas, recopilar de mis cuadernos de notas, de mi blog, todas las observaciones que tenía de muchos años, ponerlo en limpio y redactarlo de nuevo como un ensayo coherente. La idea es transmitir al lector ese entusiasmo y también información objetiva y constatable de los méritos que yo aprecio en determinadas películas, cineastas y géneros.

-¿Qué quiere dar a entender con el título del libro, que es una cita de Blade Runner?

-Bueno, se habla de los grandes indiscutibles como John Ford, Frank Capra o Steven Spielberg, pero luego se juega un poco al contrapunto de buscar otros cineastas más marginales, más desconocidos, más disparatados incluso, y contraponer lo más conocido, lo ortodoxo, el núcleo duro de la producción norteamericana, pero también los aspectos más desconocidos, más heterodoxos en los que hay muchas cosas que sorprenderán al lector.

-¿Cuando habla de cine clásico lo contrapone al comercial?

-No, no, se puede decir que clasicismo y comercialidad han ido de la mano durante mucho tiempo y quizás esa perfecta unión se haya roto solamente en las últimas décadas al cambiar la composición sociológica del cine. Al haber un predominio de público adolescente, el cine más comercial sigue unos parámetros escapistas que tienen poco que ver con la ambición y la seriedad que tenía la obra de los grandes cineastas del clasicismo al que alude el subtítulo. El cine de un John Ford o de un Frank Capra, o de un Clint Eastwood más reciente, son películas que apelan al gran público y a la vez se atreven a plantear grandes temas y hacerlo con un sentido clásico de la narrativa.

-¿Es un libro exclusivo para cinéfilos?

-El destinatario puede ser el cinéfilo estricto y también el cinéfilo en ciernes, la persona que siente curiosidad por el cine, que sabe que hay todo un mundo por descubrir y que es un mundo que afortunadamente está al alcance de la mano, porque nunca ha sido más fácil acceder al cine antiguo. Al cinéfilo formado le puede proporcionar este libro una perspectiva con la que estar de acuerdo o discrepar, con la que establecer un diálogo de lo que tanto nos gusta a los que vamos al cine, la conversación que sigue después de la película. Pero al cinéfilo en ciernes le aporta también pistas y se le abren puertas para que recorra el camino que le propone el libro.

-La estructura del libro es temática, aunque también sigue un cierto orden cronológico. Combina ambos.

-Sí, exactamente. Se puede decir que el esquema básico es cronológico, pero dentro de cada bloque si hay que saltar más allá del espacio temporal que le corresponde, pues se salta. Hay un cierto solapamiento de las partes, pero había que buscar una coherencia a la hora de hablar de ciertos géneros o de algunos autores que tienen una trayectoria muy larga y han conocido varias etapas de la historia del cine.

-¿Le debe mucho Hollywood a Europa?

-Hollywood reproduce en pequeña escala el modelo del metling pot americano. Ahí van sensibilidades de todo el mundo y más o menos cada uno aportando su personalidad, su tradición, se adaptan al sistema de producción industrial que impera en Hollywood y el resultado son esas películas que tienen toque italiano, centroeuropeo, pero a la vez son perfectos ejemplos del tipo de cine que se produce en Hollywood. También hay que hablar del aspecto contrario, que es uno de los aspectos originales del libro. Es decir, los cineastas americanos que se fueron a hacer cine a Europa. Como Louise Brooks, una actriz de cine mudo a la que se le dedica todo un capítulo y que hoy en día goza de una popularidad extraordinaria. Es la actriz fallecida con más búsquedas en internet porque era una mujer transgresora, crítica con el establishment de Hollywood, y esta mujer se vino a Alemania a hacer un cine muy atrevido, muy transgresor, de la mano del cineasta austriaco Pabst. Hizo un cine fascinante. O los exiliados de la caza de brujas de los años 50.

-¿Y cómo es la cuota hispana?

-Hay un capítulo, La hora española, que habla de una primera toma de contacto de las productoras norteamericanas con la España de Franco, y hay unas primeras películas muy extrañas, muy fantasmales, muy raras, en las que el ambiente español aporta una nota de irrealidad, como Pandora y el holandés errante con Ava Gardner.

-¿Sigue yendo al cine en primera fila y a la sesión de las cuatro?

-(Ríe) Procuro ir cuando menos gente haya y nunca más lejos de una fila seis o siete.

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