Cultura

Un duro retrato social

Estamos ante otros de esos títulos míticos del cine español, imprescindible en la revisión de aquellas películas que en buena parte superaron los límites drásticos de la censura, especialmente inflexibles en los años cincuenta, que este film logró burlar. No salió indemne enteramente de aquellos despiadados controles a que eran sometidas las películas en la España de la época. Después hemos conocido cortes que hoy nos causan risa por su absoluta ridiculez. Es por ello doblemente interesante su inclusión en esta breve selección que ofrece durante este mes el Cine Forum de la Gota de Leche, Casa de la Juventud, y que debe ser considerada por los jóvenes espectadores de hoy en el contexto del cine de la época. Sin embargo en "Muerte de un ciclista" hay aspectos muy interesantes que en cierto modo siguen vigentes.

No cabe duda que el Premio de la Crítica que la película lograra en el Festival de Cannes le dio carta de naturaleza europea a la hora de apreciar la trascendencia de una evidente oposición cultural por parte de ciertos círculos intelectuales y artísticos. Tanto es así que poco después de la celebración del Certamen en las Conversaciones Nacionales Cinematográficas que tuvieron lugar en la Universidad de Salamanca, donde se planteó la situación del cine español de aquellos años, Basilio Martín Patino, su organizador, y Juan Antonio Bardem, sintetizaron unas conclusiones en las que se ponían de manifiesto su ineficacia política, su falsedad social, su nulidad estética y su raquitismo industrial. "Muerte de un ciclista" era un alegato valiente contra esa perspectiva absolutamente inútil.

Con un argumento aparentemente superficial se expresaba claramente un simbolismo manejado muy inteligentemente por su realizador, que precisamente concentraba el interés de su imaginativa puesta en escena en su propósito de retratar en la pantalla la realidad de una situación en vigor como testimonio de los problemas sociales y políticos de su tiempo. Todo ello sustanciado en su sencillo argumento. Cuando María José, una joven de la burguesía madrileña, y Juan, su amante, un profesor universitario, circulan por una carretera, atropellan a un ciclista que queda moribundo. En lugar de asistirle, huyen para evitarse complicaciones, aunque su innoble acción les cause remordimientos. Los acontecimientos removerán toda su reputación social.

Quedan en evidencia en la película las diferencias sociales y la actitud hipócrita de cierta sociedad de aquellos tiempos capaz de eliminar cualquier obstáculo que impida el mantenimiento de su posición, (algo de eso queda todavía), las agitaciones obreras y universitarias, las reivindicaciones salariales tan frecuentes en la época, la indolencia de un régimen represivo, la absoluta imposibilidad de llevar a cabo cambios tan necesarios. En suma un suceso fortuito que desencadena un revulsivo de alcances imprevisibles. Una pieza maestra del cine español de todos los tiempos.

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