Cultura

Los contornos de la derrota

Antes de que el revival de la Guerra Civil -que amenaza con dejar a los lectores estragados por bastantes años- pusiera de nuevo de moda, valga la frivolidad, el tema de la contienda española entre los narradores actuales, vieron la luz unos pocos libros que después de la avalancha de la última década siguen estando entre los mejores consagrados a la materia. Es el caso de los escritos por Juan Eduardo Zúñiga, un narrador, traductor y ensayista -gran conocedor del XIX y de las literaturas eslavas- que vivió su niñez en la capital sitiada y conserva, al contrario que la mayoría de quienes han recreado la tragedia, recuerdos directos de aquella locura colectiva en la que Madrid, como es sabido, desempeñó un papel de primera importancia, no menos maltratada por algunos de los supuestos defensores de la República que por las tropas franquistas que la asediaban sin tregua.

De 1980 data Largo noviembre de Madrid, reunido ahora junto a La tierra será un paraíso (1989) y Capital de la gloria (2003) -que ganó el Premio Nacional de la Crítica- en un volumen que no pueden dejar de leer quienes se interesen de verdad por aquel tiempo infausto. La trilogía ya fue recopilada por Cátedra (2007) en una muy buena edición de Israel Prados, pero la nueva edición de Galaxia ofrece los textos revisados e incluye además dos relatos inéditos, Caluroso día de julio e Invención del héroe. Los tres libros reúnen relatos que abarcan los años de la contienda y la primera posguerra, en un fresco monumental presidido por una mirada solidaria hacia cuantos padecieron los rigores del asedio y la posterior e implacable represión de los vencedores. Es una literatura comprometida, sin duda, la cultivada por Zúñiga, pero no panfletaria, pues en ella importa menos el fondo ideológico que el retrato verosímil de una atmósfera, fielmente apresada en una colección de estampas memorables que enseñan más sobre la vida cotidiana de los derrotados que todos los libros de Historia.

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