Cultura

"Cada colección es un hijo prematuro"

Hace unos años servio la polémica a los medios en bandeja de plata. El PP y el PSOE pidieron que se boicoteara su primera colección en Cibeles por la puesta en escena. Las modelos desfilaban en capucha, llevaban sogas al cuello y el cuerpo vendado, lo que entendieron como una referencia frívola a los malos tratos. Nada más lejos de la intención del diseñador, que basó su colección en el mundo onírico del surrealismo de Buñuel y en el cuadro Los amantes de Magritte. Después de la tormenta, llegó la calma y David ha logrado hacerse un hueco entre los grandes, a base de mucho trabajo.

-Parece que el nombre de David Delfín va unido a la polémica. En su debut lo acusaron de frivolizar con los malos tratos y en Intimidad, su última colección, muchos han puesto el grito en el cielo por aquella alambrada que partía la pasarela en dos. ¿Cómo le sientan todas estas interpretaciones?

-Desde que terminó el desfile, no he parado de recibir mensajes condenándome por no respetar a las víctimas de Auschwitz y, sinceramente, no entiendo nada. Intimidad habla de la familia y del sentimiento de protección que me inspira, como una alambrada que te aísla de todo lo que hay al otro lado. Es natural que cada cuál haga su propia interpretación de mis creaciones, como sucede con cualquier obra de arte, pero me parece excesiva esa obsesión por satanizarlo todo. A mi no me interesa provocar por provocar, como quién enseña el culo. Quiero emocionar y no estoy dispuesto vaciar la moda de contenidos.

-En los ochenta, la gente era mucho más arriesgada vistiendo. ¿No piensa que las grandes cadenas nos han uniformado?

-Estamos viviendo una época extraña, de susceptibilidad política, y muchas cosas que antes parecían normales, ahora representan un atrevimiento impensable. Lo que nadie nos puede negar, es la identidad. Por mucho que mil personas usen las mismas prendas, cada una les dará un toque diferente. Eres tú quien transforma la ropa, no ella a ti.

-Su musa por excelencia es Bimba Bosé. ¿Puede decirnos cómo se conocieron?

-Yo trabajaba de camarero en un bar ochentero y un día estaba allí, sentada en la barra. Fue muy sencillo. A la de uno, dos y tres, estábamos charlando y a la de cuatro, cinco y seis, éramos amigos. Es una persona muy especial pero, ¿cómo no?. Se crió con su abuela en una cocina de la que colgaban platos de Picasso, ¡imagínate!

-En su último desfile pudimos ver sobre la pasarela a parte del reparto de El internado. ¿Cómo surgió esa colaboración?

-En Cibeles, la mayoría de los diseñadores escogen a sus modelos del casting de la organización, pero a mí me gusta llevar a mi propia gente. Elijo a personas que tenga algo especial, que no sé como explicar. No me importa que no sean modelos profesionales, de hecho David es electricista, hay otro chico que trabaja en un Decathlon y Jon y Martín, son actores. No era cuestión de publicidad, me dejé llevar por su mirada inquietante.

-¿Qué significó para usted exponer una de sus colecciones en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga?

-La primera vez que expuse, fue en la galería Soledad Lorenzo, y aquello me enseñó que el espacio donde muestras una colección contribuye a que se observe de forma diferente. Mis colecciones son niños prematuros, gestados en sólo seis meses y requieren de un espectador que las contemple sin prejuicios.

-¿Por qué le cedió la exclusiva de uno de sus diseños a Blanca Portillo para la gala de los Goya ?

-Blanca podría haber escogido a cualquiera y me llamó a mí, convirtiéndome en el único español que vistió a una nominada. Mi manera de agradecérselo fue adelantarle un modelo de la nueva colección.

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