Ildefonso Falcones, abogado y escritor

"Hay autores que parece que odian la literatura"

  • El autor catalán confiesa que tardó tres años en publicar 'La Catedral del Mar' porque se "la rechazaron todas las editoriales".

Ildefonso Falcones

Ildefonso Falcones / José Ángel García

-¿Qué vale más, un premio Nadal, un Planeta o seis millones de lectores?

-Un premio es un premio. Lo otro es una apuesta.

-Nada, La gangrena, La ciudad de los prodigios, La muchacha de las bragas de oro. ¿Es osado entrar en una ciudad tan novelada?

-No has dicho ninguna novela medieval.

-¿Por qué en la Catedral del Mar y no en la Sagrada Familia?

-Habrá que esperar a que la terminen. Hay más de diez mil volúmenes sobre Gaudí.

-¿Y la Guerra Civil?

-Hay demasiado escrito sobre la Guerra Civil. Te equitetan de un bando o de otro.

-¿Es escritor tardío?

-Yo he escrito siempre. Antes de La Catedral del Mar hice varias novelas que no me quería publicar nadie. Siempre me gustó leer y por eso me gusta escribir. Como al que se le da bien la guitarra, pintar o hacer alfarería.

-La bailaora Matilde Coral leyó La reina descalza...

-Es la historia de una liberta que llega de Cuba y conoce a una gitana de Triana. Es la historia de dos bailaoras.

-¿Le gusta el flamenco?

-Sí me gusta, pero reconozco que es para momentos determinados.

-Además de escribir es abogado y ha practicado el deporte...

-La hípica, el hockey sobre hierba. A mis hijos les he inculcado ese espíritu, que aprendan de las derrotas y sepan gestionar las victorias.

-André Agassi en sus Memorias dice que odia el tenis. ¿Hay escritores que odian la literatura?

-No conozco a ninguno, pero hay muchos escritores que a mi entender la deben odiar.

-¿Le ayuda ser abogado?

-Son dos lenguajes diferentes. La abogacía es pragmatismo y la literatura, creatividad. En noviembre de 2015 decidí cerrar el despacho.

-Los herederos de la tierra parece de Marx y Engels...

-Yo no le pongo nunca el título a mis novelas. Llega el marketing. El titulo original de La catedral del Mar era Bastaix. No habría vendido un ejemplar. Lo elijo yo, pero acepto todo tipo de ideas. Hay que ser dúctil con eso y muchos escritores no lo son.

-¿Qué es un bastaix?

-Los que cogían las piedras de la cantera y las llevaban hasta la iglesia.

-¿El momento decisivo?

-El salto de la infancia a la edad adulta. Autores como Harold Robbins, novelas como Chacal, Éxodo, Odessa, Tiburón (que fue antes novela que película), Papillón, Irving Wallace, Gary Jenningsm, Vázquez Figueroa.

-¿Seguirá en el género?

-Creo que de la novela histórica no voy a salir.

-¿Participó en la adaptación televisiva de La Catedral del Mar?

-Tuve acceso al guión, se respetaba la novela.

-Dicen que desde El tiempo entre costuras no se ha hecho nada parecido...

-Coincidí con María Dueñas en Panamá y Costa Rica.

-La templanza y La reina descalza empiezan en Cuba y acaban en Andalucía.

-Es verdad.

-Cuando la terminó de escribir dijo: ¡madre mía!...

-Al contrario. Me la rechazaron fulminantemente. La pulí en una Escuela de Escritura del Ateneo de Barcelona, pero tampoco me la quería publicar nadie. Tardé tres años. Me la rechazó todo el mundo, todas las editoriales.

-Se estarán tirando de los pelos...

-Aparte de tu trabajo, se tiene que dar una condición necesaria, la fortuna y que funcione el boca-oreja. No sé si con otra editorial (la editó Grijalbo) habría funcionado igual. Hay grandes novelas que pasan desapercibidas.

-Trabajó en un bingo...

-Cuando falleció mi padre, los cinco años de carrera de Derecho estuve trabajando en un bingo. Trabajar por la noche es muy duro, sobre todo frente al público.

-¿Cómo lleva lo de Cataluña?

-Con resignación.

-¿Llevó a Rajoy a ver la catedral del Mar?

-Como si me lo hubiera pedido Zapatero. Para mí fue un honor enseñarle el escenario de mi novela a quien era el jefe de la oposición.

-¿Hay una relación causa-efecto entre la serie y la aparición de su última novela?

-La serie estaba contratada desde hace cuatro años. No tiene nada que ver.

-Tiene una calle en un pueblo de Granada...

-En Juviles, donde transcurre la acción de La mano de Fátima. Es un pueblo que tiene una casa y una calle con mi nombre. Juviles fue donde se alzaron los moriscos, donde se inicia la guerra de las Alpujarras.

-¿Cómo vive el éxito?

-De la manera más discreta posible, como imagino que la viven mis lectores.

-¿Le leen en casa?

-Mi mujer sí. Desgraciadamente, mis hijos no.

-Dicen que es muy del Barcelona...

-De niño fui del Espanyol, pero llegó un momento en que pensé que ya se sufría bastante en la vida como para sufrir también con el fútbol. Me quito el sombrero ante esa gente que van al fútbol a sufrir con sus equipos. En todas las porras del Barça-Madrid pongo un 5-0. El 2-6 lo vi en directo en el Bernabéu.

-¿Qué aficiones tiene?

-Me gusta montar a caballo, pero el año pasado me rompí la espalda. Me gusta ir en moto, leer.

-¿Frecuenta los ambientes literarios?

-Para nada. Cuando dejaba de escribir, me iba al despacho. No soy de tertulias.

-¿Qué es lo singular de la Catedral del Mar?

-Fue la primera iglesia de Barcelona, estaba muy próxima a la playa. Era un templo de los gremios, de las mercaderías. No era propiedad de la iglesia. Le dejaban la llave cada año.

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