Cultura

Tom Waits fascina en San Sebastián en el inicio de su gira europea

  • El cantante californiano acrecienta su leyenda con su concierto del Kursaal

A Tom Waits siempre le han perseguido los adjetivos más extremos, que han alimentado además su carisma de músico de culto, y lo que la noche del sábado hizo en San Sebastián va a seguir engordando esa leyenda .

El cantante californiano ofreció en el Kursaal un formidable concierto, el primero de su carrera en España y el primero también de su gira Glitter and Doom en Europa, que le llevará a Barcelona, y después a Milán, Praga, París, Edimburgo y Dublín.

Quienes llenaron el sábado el auditorio donostiarra no iban a la aventura, era una gran mayoría de seguidores devotos que conocía sobradamente la trayectoria de Waits, pero una cosa es saber y otra vivir a unos pocos metros el show de este gran contador de historias, casi indefinible sobre el escenario, donde ha logrado que convivan la fuerza, el reposo, el humor y la poesía. Lo hizo en dos horas largas y 24 canciones, tocado con su inseparable sombrero, en un repaso a buena parte de su discografía y con un resultado impactante, cómplice con el público y realmente hermoso muchas veces.

Una plataforma circular de unos pocos metros le bastó al compositor estadounidense para moverse sobre el escenario, que sólo abandonó para interpretar tres temas al piano, entre ellos, Innocent when you dream, con el que el público le acompañó en el estribillo y con el que consiguió uno de los momentos más bellos de la noche.

Como un viejo predicador, vestido con chaqueta y chaleco gris y unas botas que bien podrían haber trillado decenas de kilómetros, Waits no necesitó apenas dar un paso. Girando sobre sí mismo, encorvándose y jugando a volar dominó su pequeño teatro.

Si en algo respetó el californiano la ortodoxia fue en el programa, pues mantuvo el esquema de su gira Glitter and Doom americana, en la que ha dejado hueco a buena parte de sus grabaciones, pero dando un mayor peso a álbumes como Mule Variations, del que no faltaron Hold on y Black market baby, y Real Gone, del que interpretó unas estupendas Hoist that rag y Make in rain. Cold cold ground, November, Falling down, All the world is green y Cemetery polka fueron otros de los temas que se escucharon en esta cita, histórica sin duda alguna para sus fieles, en la que se llegó a pertrechar del megáfono para cantar Chocolate Jesus.

Quizá su voz áspera sonó menos a la del ogro que se va a comer al niño del cuento, pero la esencia Waits permaneció de principio a fin en el concierto de su estreno español, que concluyó con Anywhere I lay my head, de su disco Rain dogs. Antes de ese tercer bis había cantado Trampled rose y Eyeball kid, donde el ojo del chico se convirtió en una pelota-boomerang disparada en cualquier dirección, todo un número circense para adornar un final que nadie deseaba que llegase.

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