Cultura

Terror en la mansión inglesa del Molino

  • La Intercomunidad recrea el ambiente de Londres en el siglo XIX para su fiesta de Halloween

Cuatro jornadas de terror en el Molino de la Vega. Esto es lo que propone la Intercomunidad Parque Nuevo Molino Virgen de la Cinta, que para su fiesta de Halloween ha ambientado parte de sus instalaciones en el Londres del siglo XIX. Para ello se ha inspirado en Oliver (1968), la adaptación musical de Oliver Twist, el clásico de Charles Dickens, un film dirigido por Carol Reed, que se alzó con seis oscar, entre ellos el de Mejor Película.

Ochenta figurantes hacen posible esta recreación. Por primera vez participan niños, que al igual que en la película tienen un gran protagonismo en estas veladas terroríficas, que comenzaron el pasado jueves por la tarde, con la asistencia de cientos de pequeños que no quisieron perderse una aventura entre tinieblas. En la pasada edición acudieron 5.000 personas, cifra que la junta directiva de la Intercomunidad confía que se pueda igualar este año e incluso incrementar.

La junta directiva y los vecinos llevan trabajando dos meses para realizar y montar el atrezo, construido con material reciclado -maderas y palés-. Se ha cuidado hasta el más mínimo detalle, incluyendo hasta un carruaje de la época y un coche fúnebre de caballos, realizados ambos de forma totalmente artesanal. La caracterización de los personajes -la mayoría de los disfraces han sido confeccionados por ellos mismos- es otros de los aspectos destacados así como el trabajo de los pequeños, muy metidos en su papel, de mendigos y pequeños rateros.

En casi 2.000 metros cuadrados han montado una mansión inglesa de la época, un cementerio y un granero. A las puertas de la vivienda se encuentra el carruaje donde viajan una pareja de aristócratas. De fondo se oyen aullidos de lobos, y un gato negro con los ojos rojos sigue a los visitantes desde el tejado, mientras sale un fantasma desde una de las torres.

Al edificio se accede por la biblioteca en la que los visitantes son recibidos por unas peculiares institutrices, que los invitan a pasar al salón. Allí se encuentran los marqueses y dos sirvientas que simulan limpiar el polvo de la estancia. Todo el inmueble, un espacio lúgubre, están lleno de grandes telarañas.

Tras pasar por la cocina, el recorrido continúa por un estrecho y largo pasillo, por donde aparecen todo tipo de personajes, entre ellos el hombre sin cabeza. El pasillo da a una especie de funeraria, en la que un operario está midiendo el cuerpo de una mujer para hacerle un ataúd a medida.

Los visitantes prosiguen por otro pasillo, en el que se topan con un hombre lobo y el hombre de la guadaña, y por un laboratorio en el que muertos vivientes experimentan con los vivos, para a continuación salir a un mercado al aire libre, espacio en el que entran en escena los niños, que piden limosna y aprovechan cualquier ocasión para robar, tal y como ocurre en la película Oliver.

La siguiente parada es en el cementerio -con lápidas reales-, donde hay un coche fúnebre de caballos con un ataúd dentro. El hoyo ya está preparado para enterrar al muerto. A unos metros del mismo, un zombi intenta salir de su tumba, mientras un policía persigue a un niño al que ha visto robando en el mercado. La ruta finaliza en un granero, en el que hay una horca y una guillotina.

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