Cultura

Tanques contra la esperanza checa

  • La sala Cantero Cuadrado de la Universidad de Huelva exhibe la colectiva 'Praga 1968' por el 50 aniversario de la invasión soviética

  • La fotógrafa Dana Kyndrová comisaria la exposición

Dana Kyndrová recuerda bien ese 21 de agosto, con 13 años. Los tanques soviéticos entraron en la capital checoslovaca y su madre no dudó en salir a la calle con su cámara de fotos para recoger el momento. Lo de menos es que fueran las cinco de la mañana. Antes, todos se habían levantado de la cama en casa y fue su padre quien después llevó fuera a los niños a comprobar qué pasaba. En realidad todos en Praga salieron para ver atónitos cómo sufrían una ocupación militar que acaba con la esperanza reformista surgida en primavera. "Los checos son un pueblo pacífico, y siempre se ha mostrado muy sorprendido cuando le invaden", apuntaba con sorna la fotógrafa checa durante la inauguración ayer tarde de Praga 1968 en la sala Cantero Cuadrado, en el Rectorado de la Universidad.

Hay dos Kyndrová en esta exposición colectiva, la tercera de Latitudes 2018 que abre sus puertas: Dana, como comisaria, y también Libuse, su madre, con algunas de las fotos tomadas aquella madrugada a la que ayer recurrió la hija. Una de ellas, la impactante escena de soldados soviéticos en la noche, entre polvo de escombros provocados por los tanques, imagen de la muestra. Aunque cualquiera de ellas tiene un valor muy especial por documentar un hecho trascendental en la historia de Europa, ocurrido hace ahora sólo 50 años.

Las imágenes tienen un gran valor histórico por el simbolismo que atesoran

Una de las más significativas, por su valor simbólico, contaba Dana Kyndrová, era la de un hombre con su maletín en una avenida, detenido al paso de los tanques. "Venía a ver a su hermano a Praga y se encontró una invasión. Su sorpresa es la de todos en la ciudad".

En las 40 fotografías reunidas por el Centro Checo de Madrid especialmente para Latitudes, se ve la reacción del pueblo a la entrada de los militares. Su incertidumbre, sus miedos y su resistencia en esas concentraciones pacíficas en torno a la Plaza de San Wenceslao. La estrella roja soviética se igualaba a la esvástica nazi en pintadas, también en los propios tanques, igual que se amordazaba la estatua de la Justicia frente a la Facultad de Derecho, se mostraba la bandera de Checoslovaquia tintada de sangre de heridos y muertos en la ocupación, o se improvisaba una señal viaria escribiendo Moscú, indicando el camino de vuelta a los ocupantes soviéticos.

Hubo 140 víctimas civiles en el país, a pesar de que los militares tenían órdenes de no abrir fuego, contó ayer Kyndrová. Y de esa forma acabó aplastada la esperanza que dejó la llamada Primavera de Praga por el Ejército Rojo y los aliados del bloque comunista, con más de 6.000 tanques y una fuerza de medio millón de hombres, también 50 años después de que el país lograra la independencia tras la I Guerra Mundial.

La labor de la comisaria ha excedido la habitual. La propia Dana Kyndrová se ha encargado de recuperar personalmente gran parte de las fotografías, investigando en archivos y contactando con autores, muchos anónimos, hasta lograr este testimonio coral de gran valor histórico y artístico que por primera vez se ve en Huelva. París espera luego, pero el festival Latitudes ha abierto el camino.

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