Manuel H. Martín tiene los pies en el suelo. Dice que siempre los tiene. Es su manera de apreciar el triunfo que ya ha tenido con la nominación al Goya, que considera un premio por sí misma. Pero eso no quita para que no desee tomar la estatuilla con sus manos, encima del escenario, mañana por la noche.

"He soñado varias veces con eso. Sería estupendo, lo mejor que nos puede pasar este año. No sólo es el reconocimiento a tu trabajo, a la película, sino a todo el equipo que llevas detrás. Subir ahí es poder decir gracias. Claro que es un sueño", afirma el realizador onubense.

El discurso, por lo pronto, lo llevarán preparado, tanto él como su socio y productor, Olmo Figueredo. Ya saben que hay poco tiempo en el escenario y mucha gente de la que acordarse. Y los nervios, los traicioneros nervios. Es cierto que se le ilumina la cara sólo de pensar en ese momento pero los pies siguen en el suelo. Sobre todo cuando hace repaso de los tres rivales en el apartado al mejor documental.

"Estamos con historias y personajes muy conocidos, como el juez Garzón, que está ahora de total actualidad. Va a ser complicado porque somos desconocidos y nuestra historia trata de personas anónimas", recuerda Martín, que en caso de no recibir el premio prefiere a "Morente, que es también andaluz".

"Está claro que estar seleccionado entre 54 documentales y luego formar parte de los cuatro nominados ya es un premio. Si al final nos dieran el Goya sería un paso más, un sueño cumplido. Pero hay más. Espero que si esta vez no tenemos suerte, que no sea la última vez", apunta.

"Si en algo nos cambiará los Goya es que la nominación sitúa a nuestra empresa en primera línea. Estar ahí es una oportunidad para seguir trabajando y seguir estando ahí. Y si estamos es por la calidad de nuestro proyecto", asegura el realizador.

Con premio o sin él, Manuel H. Martín y La Claqueta ya se han colocado entre los mejores.