Cultura

Sofia Coppola seduce a Venecia con su intimista mirada a la vida de un divo

  • La cineasta logra la primera ovación de la Mostra con la lánguida 'Somewhere', el retrato de un actor insatisfecho con la fama que reencuentra a su hija adolescente

La cineasta estadounidense Sofia Coppola volvió a deslumbrar ayer en la Mostra gracias a esa rara habilidad suya, la languidez cinematográfica, que alcanza su máxima expresión en Somewhere, interpretada por Stephen Dorff y en la que sigue haciéndose eco del lamento de los que lo tienen todo. Con su habitual gesto de desagrado y hablando para el cuello blanco de una camisa de rayas azules, la pequeña de los Coppola enfoca con buen gusto una historia en la que un actor, Johnny Marco, insatisfecho con sus toneladas de fama, busca reencontrarse a través de la relación con su hija, interpretada por Elle Fanning. "Me interesa mirar a las personas en sus momentos de transición", explicó la directora de Lost in Translation, "se tienen que aislar del mundo y entrar en contacto con la soledad". A lo que Dorff, manso y espléndido en su papel, añadió que "la soledad llega al actor cada vez que acaba una película".

Tras el infantil acercamiento al compromiso social realizado por Julian Schnabel, nadie reprochó ayer a Coppola su honesto elitismo al retratar, en tiempos de crisis, el lamento de quienes nunca han cocido un espagueti. Y mientras se estarán preparando ya los fastos para su fiesta con Marc Jacobs y con Maria Antonieta como penúltima pieza cinematográfica, la cineasta sigue exhibiendo sin pudor y con genialidad el punto de vista de la "pobre niña rica". "Me gusta ambientar las películas en hoteles porque yo pasé mucho tiempo en ellos cuando viajaba con mi padre (Francis Ford Coppola). Es un mundo en sí mismo y me gusta la sensación de no permanencia".

Rodada en Milán, Los Ángeles y Las Vegas, Somewhere vuelve a ser un acto sostenido de prestidigitación de la cineasta: siempre tiene truco, pero sin duda también magia. Y así, su buen ojo para la música, su talento para la composición y la atmósfera se funden en una estructura narrativa casi invisible, pero que sin embargo mantiene con vigor a la película.

La segunda cinta a competición fue la francesa Happy Few, de Antony Cordier, que, por el contrario, se abona a la multitud al filmar un cuarteto sexual y amoroso entre los actores Marina Fois, Elodie Bouchez, Roschdy Zem y Nicolás Duvauchellex. Teniendo en cuenta que a este último se le recuerda más como modelo de Hugo Boss, sobra decir que la cinta apuesta por el preciosismo publicitario.

Ayer también el cineasta chino John Woo, director de Misión: Imposible 2 (2000) y Cara a cara (1997), aseguró que se sentía "casi como en un sueño o en un milagro" por recibir el León de Oro a toda una carrera en el 67 Festival Internacional de Cine de Venecia.

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