Fila siete

Salvar al mundo

Cada vez que asistimos a una nueva versión de un antiguo film, lo que en el argot cinematográfico se llama un 'remake', algo que está presente en nuestras carteleras cada lunes y cada martes, y habla de la carencia creativa del cine actual y de tantas otras parcelas de la vida, es inevitable recordar su precedente. Nunca con más fundamento que en esta revisión, o lo que sea, de un título tan ilustre como 'Ultimátum a la Tierra' (1951), de Robert Wise, toda una obra maestra de la ciencia ficción, hoy convertido en un incunable del género. Acometer una nueva versión de algo que figura como obra de culto en tan difícil especialidad, necesita un mínimo de ponderación que no tiene esta película que ahora vemos dirigida por Scott Derrickson.

Pero esto es lo que menos debe importar a quienes ignoran por edad o por lo que sea aquel noble precedente, por supuesto mucho más serio y más adulto que éste, ya que pasa por ser uno de los ejemplos fundamentales de toda una exposición global. El director de 'El exorcismo de Emily Rose' (2005), con una visión poco convencional en el género de la posesión, aborda aquí una experiencia con un arranque muy prometedor, con una transmisión a mi modo de ver inquietante que el espectador puede sentir por la incertidumbre de esa amenaza llegada del espacio exterior. Pero a medida que avanza el relato, aún huyendo de una puesta en escena similar a la del común de estas películas que ahora abundan, con un ritmo acompasado para entornar la historia con serenidad, uno va advirtiendo la debilidad de un guión que va poco a poco difuminándose por la evidencia de una ausencia de estructura sólida del tema.

Hay en la intención de la película, que tampoco se explicita con argumentos consistentes, un alcance ecológico, no sé si por el redundante y rentable mensaje del inevitable Al Gore, que tanto dinero ha sacado de sus giras sobre el cambio climático, mientras sus empresas hacen de su capa un sayo y encandila a políticos de medio pelo sin proyectos que trasladar a los ciudadanos, mientras en su entorno se sigue contaminando. El mensaje de este 'remake' es tratar al planeta "como se trata al prójimo", olvidando otras agresiones manifiestas, sobre todo cuando la invasión destructiva de estos alienígenas no es nada pacífica que digamos.

Nada queda de los planteamientos humanísticos de aquel inolvidable 'Ultimátum a la tierra', de claras intenciones pacifistas y principios morales, en esta innecesaria nueva versión, que decepciona por su carácter exclusivamente espectacular, artificioso, con sus imprescindibles efectos especiales, como un llamativo juguete visual para entretener a una sociedad actual infantilizada y banal que se conforma con cualquier cosa. Los espectadores de hoy han perdido mucho de la madurez y exigencias éticas y estéticas de otros tiempos. Y muchos realizadores cinematográficos también. Sólo interesa la taquilla.

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