Cultura

'Road movie' sexual

MCineBox Aqualon Puerto Huelva y Multicines Al Andalus Punta Umbría.- T.O.: "Sex drive".- Producción: Estados Unidos, 2008.- Duración: 109 minutos.- Dirección: Sean Anders.- Guión: Sean Anders y John Morris basado en el libro 'All the way' de Andy Behrens.- Fotografía: Tim Orr.- Música: Stephen Trask.- Montaje: George Folsey Jr.- Intérpretes: Josh Zuckerman, Amanda Crew, Clark Duke, Seth Green, James Mardsen, Alice Greczyn, Charles McDermottvic

Hay temas que en buena parte del cine norteamericano no cambian. Una de ellas es la iniciación al sexo, cuestión recurrente y al parecer inevitable en cierto tipo de cine. Al imprescindible precedente de American pie (1999), de Paul Weitz, y ya han pasado diez años, le han sucedido un considerable número de secuelas y clonaciones, incluida una especie continuación con el American pie 2, dirigido por J. B. Rogers en 2000. Que estemos ante una especie de réplica de todo ello, es sólo consecuencia del éxito popular del género, trasladado generosamente a la taquilla, sin ningún empeño de mejorarlo o superarlo, sino de que la suerte del triunfo comercial se repita.

Lo que se nos cuenta en esta ocasión es como Ian Lafferty, un chico de dieciocho años de edad, emprende un viaje a través de Estados Unidos con sus mejores amigos, Lance y Felicia, para tratar de perder su virginidad con una chica que conoció por internet antes de comenzar el primer curso den la Universidad. Una experiencia más de ese repetitivo cine de carretera, que ha dado lugar a la llamada road movie, propicia para cualquier aventura de todo tipo. En este caso es un periplo iniciático por el que un joven va a vivir su primera aventura sexual y que le va a proporcionar increíbles aventuras, sorpresas y vivencias desenfrenadas que van a transformar sus vidas. Es decir lo mismo que hemos visto tontas otras veces.

Como quiera que sea estamos ante el estilo de la nueva comedia que combina los recursos propios del género y los lugares comunes de ese cine joven que se cultiva insistentemente, porque los artífices de la industria cinematográfica norteamericana saben perfectamente que los que llenan los locales cinematográficos son los jóvenes. Algo que ha empezado a advertir -tarde como siempre- el cine español con el advenimiento de Mentiras y gordas y Fuga de cerebros, que han animado las taquillas. Títulos que por el momento son los que ofrecen -aunque abochorne un poco afirmarlo- las endebles cifras que se le auguran a nuestro cine esta temporada.

Pero el caso de Sex drive nos devuelve al lugar común de sus precedentes y mucho me temo que a los que han de seguir después. Todo ello da lugar a una nueva entrega de ese cine de teenagers, desmadrados y lujuriosos, cuyas películas son iguales unas a otras como gotas de agua. Hasta tal punto de que todos y cada uno de los pasajes que se nos presentan nos convencen de inmediato que ya los hemos visto antes, ilustrados con los mismos gags, con idénticos diálogos y con muy parecidas situaciones. Si en la constante referencia del primer sucedáneo de American pie teníamos ya esa impresión, aquí se reafirma de manera irremediable.

Por el momento, Sex drive no hace más que recrear una visión crítica del desconcertante ánimo de los adolescentes masculinos cuando la idea del sexo empieza a convertirse en una alucinación, sobre todo cuando se acercan las despedidas de fin de curso y el acceso a la universidad es el siguiente paso. La película trata de alejarse por todos los medios de los manoseados estereotipos de otras producciones de este contenido, como las ya citadas u otras similares, líderes de la comedia norteamericana actual como Judd Apatow, realizador de Virgen a los 40 (2005) o Supersalidos (2007) y triunfador con las series de televisión Freaks and Geeks (1999) y Undeclared (2001), desconocidas en España. Pero en ese empeño falla ostensiblemente.

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