Vivir cine

Repeticiones oportunas

La situación que demuestra una falta increíble de creatividad e imaginación padecida especialmente por el cine de Hollywood, llega al paroxismo, al delirio o al ridículo, si ustedes quieren, "así es si así os parece", como titulaba Pirandello una de sus obras, con la clonación de su propia película, realizada en 1998 por los hermanos gemelos hongkoleños, Oxide y Danny Pang, que suponía su debut en la gran pantalla.

Lo que entonces suponía una especie de reconversión de Days of being wild (1990), del realizador de mucha mayor confianza como es Wong Kar Wai, definía ya su acreditada tendencia a la imitación.

Recordemos The eye (El ojo), 2002. Esta nueva "revisitación" -como ahora se dice- del cine norteamericano de este viejo éxito de la cinematografía más peculiar de Hong Kong, lo cual tiene notables y numerosos precedentes, es una muestra más de algo que viene repitiéndose en otros casos y en otra ocasión para volver a ver lo que ya vimos hace diez años. Nada ha cambiado sino los actores, sobre todo el protagonista que ya no es sordomudo.

Concretamente este Nicolas Cage que se apunta a un éxito comercial para encarnar a este tipo duro, Joe, un asesino a sueldo, contratado por un gangster de Bangkok que trata de cargarse a sus enemigos. Para ello contará con la colaboración de un rufián de medio pelo al que piensa eliminar cuando acabe la operación. Sin embargo no todo ocurrirá como Joe lo ha previsto.

Todo lo que se ha pretendido, como han dejado muy claro los productores de esta película, William Sherak y Jason Shuman, para retomar la misma idea e idéntica trama de la vieja película de los Pang y cambiarle ligeramente la cara para adaptarla a los públicos de hoy.

Es una pretensión tan arbitraria como falsa ya que lo único que varía es la adecuación de los mecanismos del cine oriental, cultivado por los hermanos Pang, y la dinámica en este género de la cinematografía norteamericana.

En todo caso hay como una especie de retroalimentación de géneros y estilos que, por otra parte, ya se ha dado en muchas otras ocasiones.

El objetivo es el de siempre: captar mercados fáciles de distribución.

El resultado es prácticamente idéntico a su precedente aunque haya prescindido de ese sentido fatalista del original y de otros aspectos que pudieran reducir el "look" del género de cara a una distribución más global.

A destacar algunos logros visuales realmente admirables.

En el fondo se tiende a una oportuna repetición de motivos y propósitos.

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