Fila siete

Policías de Nueva York

A nadie puede ocultársele que este película tiene su mayor atractivo en su pareja protagonista, Robert de Niro y Al Pacino, tanto monta, que son dos camaleónicos intérpretes con un poder expresivo poco corriente y siempre digno de admiración. Jon Avnet, director de esta película, de quien siempre es grato recordar su enternecedora 'Tomates verdes fritos' (1991), como el más brillante título de su carrera, ha jugado con ellos la baza más poderosa de su realización y en ella basa fundamentalmente la acción y el máximo interés de esta película. Hemos de recordar que no estuvo muy afortunado con Al Pacino, más por él que por el actor, en la reciente '88 minutos' (2007).

En 'Asesinato justo' los actores encarnan a una pareja de policías de Nueva York, con un brillante ejercicio profesional, que, próximos a la jubilación, tras treinta años de servicio, se enfrentan a la violencia criminal de un asesino en serie que se dedica a matar a delincuentes a los que no ha alcanzado la larga mano de la Justicia. En el escenario del asesinato de una de las víctimas se encuentra un poema de cuatro líneas que justifica el homicidio. Es el principio de una serie de crímenes que parecen pretender enmendar los fallos policiales. La similitud entre recientes hechos criminales y el caso que los dos detectives resolvieron hace algún tiempo, abre una incógnita inquietante: ¿Encarcelaron a la persona equivocada?

Como los protagonistas de esta película Robert de Niro y Al Pacino, en la madurez de su carrera, se agarran a cualquier papel para no perder trabajo, sin seleccionar sus actuaciones, que últimamente les han llevado a asumir interpretaciones poco dignas de su talento y capacidad interpretativa, no nos extraña verlos en este reparto del que son máximas estrellas. Éste es un nuevo caso ya que la película de Jon Avnet es muy similar a muchas de estas historias que, incluso, se prodigan a diario en series televisivas. Con todo ha dispuesto una trama complicada que trata de impostar con secuencias de cierta lucidez narrativa junto a otras claramente anodinas y perfectamente prescindibles. Y entre todo ello un discordante movimiento de cámara realmente excesivo, junto a otros pasajes que discurren con una planificación clásica para lucimiento de los protagonistas, que es, en todo caso, lo que el director ha cuidado especialmente para mejor gloria de Robert de Niro y Al Pacino. En suma estamos ante el rutinario relato de intriga, el "thriller" más atrabiliario, con algunas perspectivas reaccionarias, lo cual abunda en esta clase de historias tipo Hollywood, adornada con algunos recursos técnicos que se han quedado obsoletos y la clásica trampa del final, al que la posible incertidumbre del espectador no llega porque mucho antes la película le ha dejado extenuado y con poco interés por conocer el desenlace.

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