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Muere Dolores O'Riordan: adiós a la voz del instinto

Dolores O'Riordan, durante un concierto de Cranberries en agosto de 2016 en Colmar (Francia).

Dolores O'Riordan, durante un concierto de Cranberries en agosto de 2016 en Colmar (Francia). / d. s.

No han transcendido más detalles de su muerte, que definen como "repentina". La vocalista de The Cranberries, Dolores O'Riordan, falleció este lunes sin causa conocida mientras se encontraba en Londres realizando una grabación: "La familia está devastada y ha pedido que se respete su privacidad en este momento difícil", indicaba en un comunicado su agencia de publicidad, que señala que, de momento, "no hay más detalles al respecto".

La líder de la formación irlandesa -que se encontraba preparando una próxima gira-, nació hace 46 años en uno de esos pueblecitos con nombre de cuento: Ballybricken. Era adolescente cuando entró a formar parte de The Cranberries, y tenía poco más de veinte años cuando salió publicado el primer álbum del grupo: Everybody Else Is Doing It, So Why Can´t We? Dolores lucía pose antipática y cara de amargada. El trabajo, con temas firmados por Dolores O´Riordan y Noel Hogan, tuvo un éxito correspondiente a un primer trabajo tan sorprendentemente redondo. La primera canción que el grupo compuso, Linger, fue también uno de los primeros singles en publicarse (tema que recuperarían luego, en acústico, en su última producción: Something Else).

Pero el disco está lleno de temas de intensidad tremenda: I Still Do, Not Sorry, la rendición de Put Me Down, y la maravilla endorfínica que es Dreams, la canción del creer y de los comienzos. Hijos de su tiempo, The Cranberries daban protagonismo radical a las guitarras y a la voz de Dolores: una voz que descolocaba, que podía ser melódica o andar a saltos, y que cuando la dejabas suelta, explotaba en ira -en definitiva, una voz celta, de las de turba e historias musicadas-. Aquí pensamos que tenemos la exclusiva del concepto de pellizco, pero los irlandeses también lo conocen y le tienen bien tomada la medida.

El éxito arrollador, el que los situaría al punto del one hit wonder, lo consiguieron con su siguiente álbum, No Need To Argue (1994): su Zombie, un alegato contra la violencia en Irlanda, coincidió con la declaración de alto el fuego del IRA y se convertiría en su canción emblemática.

Y con la fama, desde luego, llegó el foco. La O'Riordan, que nunca había ocultado sus altibajos emocionales, adobó su sombra de diva con los usuales desplantes a los periodistas y previsibles salidas de tiesto. ¿Qué había que casarse con un modelito que pudiera servir de inspiración a la Pedroche? Ahí estaba Dolores. ¿Qué había que liarla en la cabina de un avión? Ahí estaba Dolores, hiperbolizándose en la medida de sus posiblidades, que no parecían pequeñas.

Tras un disco de transición como fue To The Faithful Departed, la formación produjo otro trabajo excepcional con el enérgico Bury the Hatchet, que volvía a pulsar la clave de reinicio con temas con Animal Instict, Loud and Clear, Shattered o Saving Grace.

Escrito en una coordenada optimista, Wake Up and Smell the Coffee supuso el último lanzamiento de la formación antes de disolverse en 2002. Volverían a reunirse diez años después con Roses, un acústico en el que las guitarras pierden fuerza y el león, su melena. En esa década, Dolores firmaría dos trabajos: el curioso y oscuro Are You Listening? y No Baggage.

Es curiosa, la vida. Hace 25 años, yo no estaba lejos de Dolores y sí muy cerca de Limerick, descubriendo que lo que yo hablaba no era inglés, pero lo que hablaban ellos, tampoco. Como tantos, siento que con ella se ha ido una voz que también era la mía.

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