Cultura

Morante reaparece tras la cornada de El Puerto y corta una oreja

  • A los once días del percance cuaja por naturales con temple a un toro de Juan Pedro Domecq en una tarde en la que Javier Conde toca pelo y Aparicio sale de vacío

Ganadería. Se lidiaron seis toros de Juan Pedro Domecq, correctos de presentación y manejables a excepción de los astados tercero y cuarto. TOREROS: Julio Aparicio, silencio y silencio. Javier Conde, palmas y una oreja tras un aviso. Morante de la Puebla, silencio y una oreja tras dos avisos. Incidencias. Plaza de toros de La Malagueta. Casi lleno en tarde agradable. Parte Facultativo: Javier Conde sufrió un corte superficial en la parte baja y posterior de la pierna izquierda causada por su propio estoque. Fue atendido en la enfermería, donde se le aplicaron puntos de sutura.

El diestro sevillano José Antonio Morante de la Puebla cortó en la tarde de ayer una oreja en el quinto festejo de la Feria de Málaga, en su reaparición tras la cogida sufrida en la plaza de toros de El Puerto de Santa María, al igual que su compañero Javier Conde, mientras que Julio Aparicio se fue de vacío.

José Antonio Morante de la Puebla cortó una oreja al segundo de su lote, lidiado en quinto lugar al correrse turno por el percance sufrido por Javier Conde. Se trataba de un toro parado al que cuajó por naturales con temple a raudales en una actuación cargada de torería.

El toro tardó en caer tras una estocada en buen sitio, por lo que escuchó dos avisos. También sin movilidad, el tercero no le dio opción de lucimiento y abrevió.

Cuidó mucho a sus dos toros en el caballo Javier Conde, de modo que ambos llegaron con boyantía y movilidad a la muleta. Así destacó en circulares en su primero, en el que se produjo un corte superficial en la parte baja y posterior de su pierna izquierda con el estoque.

Cortó un apéndice en el último, el mejor toro de la corrida en el que lo más brillante llegó con la zurda.

No le duró a Julio Aparicio el primero de la tarde, con cierta nobleza pero muy falto de fuerza. Menos aún lo hizo su segundo, un manso sin paliativos que se echó a la primera de cambio y tuvo que ser apuntillado.

Morante comentaba entre barreras las sensaciones después de esa faena y alababa al toro: "por el izquierdo no ha sido mal toro, había que exponerle y ponerle mucho corazón como creo que he hecho y el público lo ha percibido".

Cuestionado sobre la estética que ha imprimido a la faena, José Antonio matizaba: "La estética no me gusta nombrarla cuando se nombra el corazón. Y... bueno, voy a recoger la oreja", concluía con gracia el de La Puebla.

Morante volvía a los ruedos a los once días de la cornada sufrida por un toro de Camacho.

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