Cultura

No con mi MÚSICA

  • La utilización de canciones con fines propagandísticos ha causado más de un roce entre partidos y artistas

No pasa un día sin que un grupo de música ponga el grito en el cielo porque Donald Trump utiliza una canción suya para cerrar un acto. Neil Young, REM, Aerosmith, los Rolling Stones o Adele han tenido que salir al paso para exigir al magnate y aspirante republicano a tomar la Casa Blanca que busque otro setlist y que utilice canciones de artistas que apoyan expresamente su candidatura, caso de Kid Rock.

Pero tampoco abundan los grupos que se hayan puesto de lado de Trump, un político que se ha mostrado abiertamente racista, porque las celebrities con las que de momento cuenta son del calado intelectual del luchador de pressing catch Hulk Hogan o el actor Charlie Sheen, que hasta se ha ofrecido a ser su vicepresidente. Quizás el caso más sonado fue cuando Ronald Reagan utilizó el Born in the USA de Bruce Springsteen. El cantante, demócrata hasta la médula, debió de sentirse igual que si Paco Ibáñez viese a Mariano Rajoy cerrando un acto al son de A galopar... Nada que ver con Los del Río, que todavía creen soñar despiertos cuando recuerdan a Bill Clinton celebrando su reelección moviendo sus caderas al ritmo de Macarena, la que tenía un novio llamado Vitorino.

Pero tener a un músico cabreado por usar sus canciones no es territorio exclusivo de la ambición rubia de la política estadounidense. El PP ha contado históricamente con el apoyo de Julio Iglesias y de la vedette Norma Duval, aunque cuando ha intentado modernizar sus mítines se han topado con casos como el de Macaco, que lanzó un duro comunicado cuando a los diseñadores de la campaña del catalán Xavier García Albiol se les ocurrió cerrar un mitin junto a Rajoy con el tema Seguiremos. "El PP utilizando mi música ilegalmente en sus mítines y la ley no nos ampara, es triste, muy triste. No son los únicos, otros partidos también lo han hecho con mis canciones, sin permiso alguno, harto indignado... Harto de políticos, de todos", escribió el artista en su cuenta de Facebook. La música mestiza y el partido de la gaviota sufrieron otro desencuentro cuando Manu Chao se enteró de que estaban utilizando su canción Caí en la trampa para su campaña contra Zapatero de 2008. Y el cantante clandestino respondió animando a votar a cualquier otro partido que no fuese el del entonces candidato Mariano Rajoy.

Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat o Miguel Bosé no pueden objetar que el PSOE utilizó su imagen sin su consentimiento y participaron con la mejor de sus sonrisas -y enarcando la ceja- en el vídeo Defender la alegría. En cambio, el partido de la rosa roja sí se topó de bruces con la revelación de la música pop, Sidonie. Fue con el inefable Miquel Iceta, el mismo que consiguió hacer viral su desarbolado baile al ritmo del Don't stop me now, de Queen, durante las últimas elecciones catalanas. Envalentonado, en el siguiente mitin se desmelenó con el Estáis aquí de la banda barcelonesa, que al día siguiente emitió el consiguiente comunicado: "No sabemos qué opinaría Freddie Mercury si hubiese visto bailar Don't stop me now a Miquel Iceta, pero a nosotros no nos hace ninguna gracia que un partido político, sea cual sea, use una canción nuestra en sus mítines, y menos todavía que no nos lo hayan consultado".

El adusto Alfredo Pérez Rubalcaba no convirtió el escenario en una pista de baile durante su campaña de 2011; el socialista sólo se permitió, al hilo de caso Faisán, utilizar el lema "Sin ti no soy nada", sacado de la canción homónima de Amaral, quienes también mostraron abiertamente su desagrado.

Esperanza Aguirre y Color esperanza; Izquierda Unida y el No nos moverán de Joan Baez; Podemos y L'Estaca de Lluís Llach... La música y el marketing político están tan indisolublemente unidos que si uno escucha la palabra Transición, al poco se encontrará tarareando el Libertad sin ira, de Jarcha.

En Andalucía, en los últimos años, uno de los políticos que más ha apostado por una canción es el alcalde de Granada, Francisco Cuenca, que en su presentación como candidato quiso cerrar el acto con Sonrisa, de Ana Torroja, una descarga de buen rollo. "Tengo una sonrisa para regalarte, tengo mil cartas de amor", bailaba Cuenca en 2011, aunque no fue hasta hace apenas unas semanas cuando consiguió trasladar este optimismo a la Plaza del Carmen granadina.

Y cómo no, también Luis Salvador sucumbió a la música y al Baile del meme en las pasadas elecciones del 20-D, un tema que es carne de zumba en los gimnasios y cuyo mensaje era: "Pasa la mano por la derecha, pasa la mano por mi izquierda", toda una declaración de intenciones a ritmo de reggaeton.

Nada que ver con el acto de campaña de Podemos con vistas a las elecciones autonómicas de 2015, cuando Irene Fernández cerró -también en la capital nazarí- un mitin de la formación morada con La maza de Silvio Rodríguez, canción de autor en vena. Que se sepa, al menos hasta ahora, ni Ana Torroja ni el veterano cantautor cubano han protestado por la utilización de estas canciones...

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