Cultura

López Chaves, cogido en la plaza de Santander

  • El salmantino es herido de pronóstico leve en la pierna izquierda y en el glúteo · Liria fue pitado en su despedida en Cuatro Caminos · Luis Bolívar fue silenciado

Aparatosa cogida la sufrida en la octava de la Feria de Santiago por Domingo López Chaves que, con una cornada de 15 centímetros, aguantó hasta matar al primero de su lote. Pepín Liria desilusionó en su despedida de Santander mientras que Bolívar quiso pero no pudo. Al romperse el paseíllo, el Consejo de Administración de la plaza hizo entrega de un trofeo a Pepín Liria en reconocimiento a su trayectoria y como recuerdo de su despedida de Santander. Emotivo detalle que no fue correspondido por el torero con el primero de su lote, con el que anduvo medroso, desconfiado y precavido sin motivo aparente. No se durmió en los laureles del torero y cortó por lo sano llevándose una buena bronca del respetable.

La situación no mejoró en el cuarto, un gran toro de Fuente Ymbro, encastado y bravo que le vino grande, muy grande al de Cehegín. El burel le pedía largas distancias en las que embestir como una bala pero Pepín no supo entenderlo.

Al sexto sí le dio más sitio, mas tanta vulgaridad no era para toro de tanta clase. Perfilero, despegado y al hilo, así toreó Liria en su despedida de Cuatro Caminos. Y a pitos le respondió el público de Santander pues le habían tocado los tres mejores toros del encierro.

Domingo López Chaves resultó aparatosamente cogido por el segundo. La tremenda paliza que le propinó el toro la recibió con el capote cuando, incomprensiblemente, el salmantino se quedó descubierto y a merced del toro que lo volteó e hizo presa de nuevo en el suelo. Pareció ser mucho más grave porque la cuadrilla corrió a hacerle un torniquete en el muslo, pero Chaves insistió testarudo, cogió la muleta y se envalentonó con él en un palmo de terreno, pegando a tablas. El de Fuente Ymbro era peligroso, parado y con guasa y Domingo supo controlarle y estar a la altura.

No nos habíamos recuperado del susto de López Chaves cuando Luis Bolívar fue volteado de forma espeluznante en la suerte suprema. Quedarse en la cara y no hacer la cruz tiene el peligro añadido de que esas cornadas apuntan al corazón. Suerte que tuvo el colombiano de que el pitón se quedara prendido de la chaquetilla. Con este toro Bolívar había estado sin sitio, queriendo hacer pero sin saber cómo, rematando arriba y propiciando las tarascadas de un toro que ya tenía costumbre de cazar moscas.

Con el segundo de su lote, quinto de lidia ordinaria al resultar cogido Chaves, Bolívar anduvo tan despistado como antes, pero esta vez el de Fuente Ymbro era de condición mansa y descastada.

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