Cultura

Juliette Binoche conquista Berlín con una historia sobre prostitución

  • La actriz francesa presentó ayer en la Berlinale fuera de concurso 'Elles' · Las producciones 'Aujourd'hui' y 'A moi seule' presentaron sus credenciales para hacerse con el Oso de Oro

El cine africano entró ayer a competición en la Berlinale con Aujourd'hui, un filme sin concesiones cuya dureza contrastó con la sonrisa de Juliette Binoche al frente de Elles, una reflexión sobre prostitución y periodismo fuera de concurso que aportó la dosis de estrellato a este día gélido en Berlín. Junto a Aujourd'hui, de Alain Gomis, que retrata Senegal con la mirada de un hombre que se sabe en el último día de su vida, se proyectó ayer en la sección a competición A moi seule, del francés Frédéric Videau, una historia que trae a la memoria la experiencia que vivió Natascha Kampusch, la joven austríaca que pasó ocho años secuestrada por un técnico de comunicaciones.

Dos exponentes de cine en francés en las antípodas del savoir vivre que encarna Juliette Binoche en el papel de una periodista que investiga la vida de dos jóvenes prostitutas con las que comparte más, en lo profesional y lo doméstico, de lo que creía. "Mi personaje es una mujer que se acerca con inseguridad, hasta con miedo, a un mundo del que no la separa el abismo que quisiera para poder mantener la premisa de la distancia requerida", dijo la actriz, presente en la Berlinale para promocionar la película.

Dirigido por Malgoska Szumowska y proyectado en la sección Panorama, Elles es un filme eminentemente femenino, poblado por jóvenes que se prostituyen para pagar sus estudios y cuyos clientes "podrían ser tu marido", sintetizó Binoche. "No es un filme social sobre la prostitución, es una historia contada desde los ojos de una mujer, con las turbulencias e injerencias que ello implica", explicó Szumowska, quien contó como protagonistas, junto a Binoche, con Anais Demoustier y Joanna Kulig.

Aujourd'hui, por su parte, es la historia de un hombre que, por razones que el espectador ignora, sabe que morirá ese día, como asimismo saben todos sus familiares, amigos y vecinos. Arranca el filme en una especie de funeral en vida, donde unos jalean al protagonista como a un héroe y otros le piden entre llantos que "no se vaya", a lo que sigue el deambular del personaje por calles polvorientas, bazares africanos y un rascacielos de lujo, despidiéndose de todos y todo.

A moi seule es otro exponente, que se abre advirtiendo al espectador que no pretende seguir ningún caso real, pero que recuerda el caso de Natascha Kampusch. El filme plantea el secuestro de una joven por una válvula que activa una forma de convivencia conyugal.

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