Dentro de su serie de retratos, Vázquez Díaz captó la esencia de Juan Ramón Jiménez y en el año 1955 hizo el que sería el último retrato del poeta en vida, una pintura que desde las 18:00 de esta tarde exhibirá el Museo de Huelva como Pieza del Mes, iniciativa patrocinada por Huelva Información.

El hecho de resaltar este retrato no se debe sólo a su calidad pictórica, obviamente incuestionable, sino a que en este año se cumplen los cien años de la primera edición de la obra más emblemática de Juan Ramón, Platero y yo. Por ello, el 2014 ha sido denominado Año Platero y el museo quiere plasmar este homenaje al moguereño desde la genial mirada de un gran amigo suyo, de un gran artista y, por qué no, de un onubense universal al igual que él.

Daniel Vázquez Díaz y Juan Ramón Jiménez se conocieron gracias a una afición en común que los llevó a estudiar a Sevilla en 1886: la pintura. Pero ésta no es la única coincidencia entre los dos creadores, ya que ambos nacieron en la provincia de Huelva y sólo con 22 días de diferencia. Juan Ramón Jiménez nació en Moguer el 24 de diciembre 1881 y Vázquez Díaz en Nerva el 15 enero 1882.

Juan Ramón fue abandonando los pinceles en favor de la poesía, mientras Vázquez Díaz profundizó en la técnica pictórica. Sus vidas se separaron, pero no así su amistad.

En 1903, Vázquez Díaz se trasladó a Madrid, donde se reencontró con Juan Ramón, fraguándose entre ellos una gran amistad que perdurará en el tiempo y que dará lugar a varios dibujos y retratos sobre el poeta. Se desconocen cuántas obras juanramonianas salieron de los pinceles del pintor de Nerva, ya que según Francisco Garfias, biógrafo del Vázquez Díaz y del poeta, unos los vendía y otros los regalaba a sus amigos.

En la Casa-Museo del poeta en Moguer se conserva uno firmado por el pintor y otro de muy probable atribución. En 1916 realizó un dibujo de Juan Ramón que se ha convertido, probablemente, en una de las imágenes más reconocibles del poeta moguereño.

Hay numerosas muestras de la amistad y admiración que sentían uno por el otro, como por ejemplo la carta que Juan Ramón escribió para adherirse a un homenaje que se la otorgó a Vázquez Díaz en Huelva, la dedicatoria del poema número 213 y al que tituló Mañana, perteneciente a una de sus obras más importantes, Diario de un poeta recién casado, o el prólogo que el poeta escribió para la gran exposición que el pintor realizó en el museo de arte moderno de Madrid en el año 1921.

Garfias relata cómo en una ocasión él mismo sirvió de modelo a Vázquez Díaz para pintar un retrato del poeta inspirado en otro que ya pintó en Madrid en 1932 y que se conserva actualmente en el museo de bellas artes de Caracas.

Cuenta Garfias cómo el pintor le dijo que quería volver a retratar al poeta basándose en el retrato mencionado, pero haciéndole pasar "la plata de los años".

Según una inscripción en su parte trasera es el último retrato de Juan Ramón y fue realizado en el año 1955, parece ser que en la casa de la calle María de Molina de Madrid, domicilio del pintor en esa fecha. Otra anécdota curiosa y que refleja la complicidad entre ambos es cómo se refirió a Juan Ramón el pintor ese mismo día: "Era una persona bastante rara para todo, pero esto de posar lo hacía con gusto".

La figura de Daniel Vázquez Díaz es imprescindible para comprender la pintura que se realizó en España en el tramo central del siglo XX. No obstante, y a pesar de tener el reconocimiento unánime de la crítica, la relación con el arte de su tiempo no está lo suficientemente definida y destacada.

Hijo de Daniel y Jacoba, nació el 15 de enero de 1882 en Nerva (Huelva), en el seno de una familia acomodada. Muy pronto marcharía a Sevilla para realizar el Bachillerato y estudios de Comercio y allí, en el Museo de Bellas Artes, se encontró por primera vez con la obra de Zurbarán, que tanto le influyó. De esta época son sus primeras pinturas conocidas; El pozo y la higuera y El seminarista.

Vázquez Díaz dedicó gran parte de su obra al retrato, género en el que se encontró cómodo desde sus inicios. Optaría por un retrato con resonancias cubistas para inmortalizar a los que consideraba grandes personalidades del momento. Denominó a esta serie Hombres de mi tiempo, y en ella plasmó a Pablo Picasso, Miguel de Unamuno, Alfonso XIII, Ortega y Gasset o Rubén Darío entre otros. Sus aportaciones son más de un centenar.

En 1929 comenzó los Frescos de La Rábida, que terminó el 12 de octubre de 1930 y que es otra de las obras emblemáticas del pintor de Nerva. Juan Ramón y su hermano Eustaquio sirvieron como modelos para dos de los personajes que componen los frescos.

En 1932 obtuvo la Cátedra de Pintura Mural en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Durante la Guerra Civil española permaneció en Madrid y, una vez acabada la contienda, mostró sus dibujos y bocetos de El Poema del Descubrimiento en Portugal y en la Bienal de Venecia, y prosiguió impartiendo su magisterio a autores como Agustín Ibarrola.

En 1948 se mudó junto al río Manzanares, a La Pedriza o, como él la llamó, "el monte de las piedras humanizadas", donde además comenzó una serie sobre "piedra y agua, plata y azul". En 1954 obtuvo la Medalla de Honor en la exposición Nacional de Bellas Artes por La cuadrilla de Juan Centeno y le fue concedida la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio. A finales de esta década falleció su esposa, la escultora danesa Eva Preetsman Aggerholm, de cuyo matrimonio nació Rafael, su único hijo.

En los últimos años de su vida fue nombrado Hijo Adoptivo de Madrid, vicepresidente del Patronato del Museo del Prado, miembro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando y recibió la Gran Cruz de Isabel la Católica. El 17 de Marzo de 1969 falleció en Madrid a los 87 años de edad, dejando tras de sí la imagen de pintor prolífico cuya parte de su legado puede contemplarse en las dependencias del Museo de Huelva.