Cultura

Juan Pérez, el piano como forma de expresión

Hoy visita nuestras introspectivas un músico con gran herencia musical. Aun recuerdo cuando María, su madre, me decía por los pasillos del Conservatorio Profesional de Huelva que contará con su hijo, que aunque llevaba varios años ya de estudios, su potencialidad era abrumadora. Y no era pasión de madre, sino que de forma objetiva llevaba mucha razón. Su padre, Juan Sombra fue quien inspiró, enseñó y aconsejó; podemos decir que fue su primer y mejor profesor.

Juan se pasaba el día jugando con la mesa mezcladora, con efectos como el reverb y el delay mientras experimentaba con la voz haciendo ruidos, o tocando la batería sobre cajas de cartón y demás artilugios domésticos. Con dos baquetas que le regaló un buen amigo de la familia -Ángel el Enano- se llevaba golpeando todo cuando tan solo contaba con tres años de edad. Ante tal entusiasmo, comenzó a estudiar guitarra con su primo Joaquín Serrano, y aprendió el funcionamiento de la guitarra flamenca, la cual siempre le ha cautivado. Posteriormente, a los nueve años, entró en el Conservatorio de Huelva, con la idea de estudiar piano clásico. Desde ese momento, el piano se convirtió en su instrumento, y por ende su forma de hallarse como músico.

Siempre ha trabajado con su padre, al que considera su principal maestro. Del mismo modo se considera afortunado por haber colaborado con el gran Gualberto -fundador del mítico grupo Smash-, con nuestro paisano Pepe Roca, por ser un músico al que siempre ha admirado, y ha tenido la oportunidad de ser pianista titular de la Orquesta Joven de Andalucía dirigida por Michael Thomas. Entre otros, ha tocado con Orquesta Sinfónica Toscanini, bajo la dirección de Lorin Maazel, también ha estrenado algunas composiciones con Cuarta Dimensión, y más recientemente ha fundado en Boston, su lugar actual de residencia, el grupo SpainTheLighter.

A todo esto además podemos añadir su participación en uno de los proyectos de música fusión entre el flamenco y las músicas de vanguardia que más dio de que hablar en Huelva: nos estamos refiriendo a Ensamble. En estos últimos años, su principal proyecto, que lleva su propio nombre, lo identifica como su forma de expresión musical más personal. Con este proyecto ha grabado su primer disco, llamado Fabulare, y que se ha salido al mercado hace unos meses. Ha contado con Pablo Báez al contrabajo y el gallego Dani Domínguez a la batería. Actualmente está desarrollando dicho proyecto en Boston, ciudad en la estudia tras recibir una beca de la prestigiosa escuela Berklee College of Music.

Juan cree en el músico trabajador, el que toca música en vivo, el que compone, o el que enseña. No piensa que sea demasiado decente la idea que muchos abanderan mientras se tiran de los pelos de que es horrible que no se pueda vivir todo el año de un disco que se ha grabado en dos meses. Se ha ganado mucho con el hecho de las posibilidades de difusión de la música en nuestro tiempo, y es innegable que la facilidad de escuchar músicas de todo el mundo con tan sólo clickear, siendo una herramienta poderosísima de aprendizaje y de inspiración. Esto también hace que la música esté más fragmentada.

Asume que en Huelva existe un desequilibrio importante entre el talento de los artistas de aquí, siendo extraordinario y las posibilidades reales que la ciudad ofrece. En Huelva hay un buen número de fotógrafos, pintores, escritores, músicos que tienen realmente cosas que decir y solo contamos con un par de eventos aislados y descafeinados al año, posibilidades reales para mostrar qué y quienes hacen cosas interesantes en nuestra ciudad. No hay muchos sitios para tocar, ni para exponer, ni posibilidades de que te editen. Presupone que quizás la belleza del atardecer en la Costa de la Luz provoque esa especie de genialidad y excentricidad choquera tan maravillosa.

Es de los artistas que creen que el tiempo lo pone todo en su sitio, olvidando a aquel que tenía un mensaje falso, o mediocre, prevaleciendo quien tenía una voz propia y auténtica, siempre ha sido así en la historia y seguirá siendo así: el tiempo pone todo en su sitio. Defiende la necesidad de iniciativas que incentiven la creación, tan sencillo y tan complicado como eso, tanto por parte de las administraciones, como por parte de instituciones privadas. Hace falta una programación cultural solida, sitios para poder tocar, la aceptación de la música en vivo en bares y en la calle, así como la debida concienciación de los onubenses del valor de la misma.

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