Cultura

Joaquin Phoenix brinda un buen cierre a la Sección Oficial de Cannes

  • La escocesa Lynne Ramsay dirige al intérprete en un filme breve y violento que abruma al espectador

Joaquin Phoenix, con la directora escocesa Lynne Ramsay.

Joaquin Phoenix, con la directora escocesa Lynne Ramsay. / julien warnand / EFE

En la víspera del final de Cannes -hoy se desvelará el palmarés- y cuando se pensaba que la competición ya había ofrecido todo lo interesante que tenía, llegaron la realizadora escocesa Lynne Ramsay y el actor Joaquin Phoenix y revolucionaron el festival con la intensa, brutal y brillante You were really never here.

Una historia violenta y muy directa que en menos de hora y media apabulla al espectador, al que no deja indiferente. Un filme "breve e intenso", como resaltó en rueda de prensa Ramsay, que aseguró sonriendo que "no quería aburrir al público de Cannes". Y desde luego lo ha logrado porque la cinta, que ha provocado una fuerte división de opiniones entre la prensa que sigue el festival, es de todo menos aburrida.

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Protagonizada por un Phoenix capaz de mezclar brutalidad, ternura y dolor, la historia sigue la vida de Joe, un mercenario, ex soldado y exagente del FBI que realiza cualquier trabajo por dinero y cuya arma principal es un martillo. Un tipo traumatizado, que imparte justicia a su manera, y al que el actor ha querido imprimir ternura y huir de su lado físico. "No quería hacer un filme hollywoodiense", afirmó.

Además, el veterano Roman Polanski volvió ayer a Cannes, terreno para él conocido y conquistado, con D'après une histoire vraie (Basado en una historia real), un thriller protagonizado por su pareja, Emmanuelle Seigner, y por Eva Green, que convenció en su pase fuera de la competición.

Su relato de una novelista agotada y falta de inspiración tras el éxito de su última obra, que entabla una relación cada vez más tóxica con una admiradora y también escritora que trabaja de negra en el sector, está basada en la novela homónima de Delphine de Vigan. Cuatro años después de La Venus de las pieles, que le valió el César a la mejor dirección y su selección en Cannes en competición, el realizador se dejó seducir por el suspense del relato y la posibilidad de poner por primera vez, según contó en rueda de prensa, a dos mujeres enfrentadas como protagonistas. La apuesta de la novelista de su cinta (Seigner) por la ficción o no como argumento de su siguiente novela es uno de los focos principales de conflicto con su antagonista (Green), que dijo no haberse podido negar a trabajar "con uno de los mejores directores del planeta".

Ese "basado en una historia real" es para Polanski una noción que hace aguas en la actualidad ante la avalancha de información disponible y la dificultad de confiar en ella. "Ya no puedes creer en la imagen como documento verídico, porque ahora puedes manipularla en minutos y mandarla a una cantidad ilimitada de gente. Creo que hay un ansia de veracidad, en un momento en que la audiencia oye que la información en la que creyó ayer es totalmente falsa hoy", apuntó.

Antes de que sepa cuál será la Palma de Oro, la película 120 battements par minute (120 latidos por minuto), del francés Robin Campillo, reforzó sus posibilidades y fue reconocida ayer por la crítica internacional, la Fipresci, como el mejor trabajo de la competición oficial del 70 Festival de Cannes. Los críticos alabaron esa historia sobre el activismo francés contra el sida de la década de los 80 y la vieron como "un filme de amor, un filme sobre la vida", "portador de esperanza".

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