Fila siete

Ganadora del 'Oscar'

Los falsificadores

Al Andalus, Punta Umbría.- T.O.: 'Die fälscher'.- Producción: Austria y Alemania, 2007.- Duración: 98 minutos.- Dirección: Stefan Ruzowitzky.- Guión: Stefan Ruzowitzky basado en el libro 'The devil´s workshops' de Adolf Burger.- Fotografía: Benedict Neuenfels.- Música: Marius Ruhland.- Montaje: Britta Nahler.- Intérpretes: Karl Markovics, August Diehl, Devi Striesow, Marie Baumer, Martin Brambach, Dolores Chaplin, Lenin Kudriawizki, Tilo Prückner. Andreas Schmidt, Veit Stübner, Sebastian Urzendowsky.

En un año en que los premios 'Oscar' resultaron bastante desdibujados a nivel crítico y no parece que serán recordados efusivamente, esta producción austríacoalemana, nominada al 'Oscar' a la mejor película de habla no inglesa, consiguió tan apreciado galardón, que ostentará en lo sucesivo y pocos serán los que evoquen que no fue precisamente la favorita. Sin embargo estamos ante una historia real vivida por un estafador judío confinado en un campo de concentración del III Reich hitleriano, obligado a perpetrar el más increíble plan de falsificación de moneda que jamás se haya llevado a cabo.

Todo este escabroso asunto nos lleva de nuevo al infamante escenario del Holocausto judío y los campos de concentración y exterminio nazis que tanta filmografía han generado a lo largo de estos años y que, obvio resulta reconocerlo, quedan todavía numerosos y deleznables casos que contar y conocer. Y es que cuando el oprobio es la característica de un estado totalitario, cruel y genocida, son muchos los denigrantes hechos que suele consumar. Cuando esto, además se une, al instinto de supervivencia de los individuos y el espíritu de conservación de la vida contagia a un grupo de personas, los males del sistema se unen a la corrupción e indignidad de muchos. Es lo mismo, quizás sin signos tan trágicos como en este caso, que ocurre en la vida diaria donde la vileza de los humanos se pone en evidencia cuando es capaz de corromperse con facilidad.

Ésta es la actitud rastrera y depravada de un grupo de prisioneros, que si hacen bien su trabajo serán tratados de una manera privilegiada con respecto a sus compañeros convictos. Curiosamente esta situación puede favorecer a las fuerzas enemigas. Si bien el realizador Stefan Ruzowitzky reitera excesivamente algunas circunstancias del relato, en cierto modo trata de hacerlas más llevaderas focalizando alternativamente el centro dramático de su atención que es, consecuentemente, el del espectador. Emprende con ello un examen moral sobre los acontecimientos para establecer una trama con altas dosis de intriga sobre el espíritu ambicioso e inescrupuloso de los humanos y el alcance del mal en circunstancias comprometidas.

Aunque en el fondo el realizador austríaco juegue con ciertos elementos para mantener a toda costa la incertidumbre en el público, tanto el ritmo narrativo como la articulación de los hechos resultan abiertamente sinceros. No cabe duda de que se podía haber llegado aún más lejos en ciertas perspectivas del drama y que la película tiene argumentos suficientes para ello, pero resulta muy correcta en su factura y como en Los herederos (1998), Stefan Ruzowitzky consigue interesarnos en este otro oscuro suceso de la persecución de los judíos en la Alemania nazi.

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