Cultura

Fontana señala que el miedo al comunismo fue un freno para la sociedad en el siglo XX

  • El historiador publica en la editorial Crítica el ensayo 'El siglo de la revolución'

"El miedo a la extensión del comunismo" frenó nuestra sociedad durante los últimos 100 años, al igual que la mitad del XIX estuvo marcada por el miedo a la Revolución Francesa, asegura el historiador Josep Fontana, que acaba de publicar el monumental ensayo El siglo de la revolución.

En esta obra (Crítica), Fontana plantea que aunque el último no ha sido un siglo revolucionario, puesto que las propuestas de la Revolución Rusa de 1917 acabaron derrotadas, sí ha sido "el siglo de la revolución, en la medida en que estas propuestas, en su doble papel de esperanzas para unos y de amenazas para otros, han marcado toda su historia".

Fontana apunta que "los efectos de la Revolución Rusa crearon frenos en la sociedad europea del siglo XX, como en la mitad del siglo XIX los creó el miedo que había despertado la Revolución Francesa de 1789. "En ambas revoluciones -añade- se produjo el efecto habitual: un pánico entre los poderosos a que los pobres les asaltaran y degollaran. El miedo siempre crea estos monstruos".

En el centenario de la Revolución Rusa, Fontana recuerda que el levantamiento popular se produjo "por el malestar social que surgió de la Primera Guerra Mundial, como también pasó en Alemania, Austria, Hungría o Italia, pero en Rusia triunfó porque el ejército se desmoronó y se sumaron las masas de campesinos".

El régimen de los zares, añade Fontana, había sido el estado menos modernizado y mantenía una sociedad casi feudal, y eso explica que los bolcheviques dieran un golpe casi pacífico.

El miedo a la Revolución Rusa "no fue tanto hacia la URSS como a la extensión del comunismo a otros países", y ese mismo miedo, recuerda Fontana, llevará a Reino Unido y Francia a "abandonar en 1936 a la II República española, una república de profesores, con vocación de reforma moderada". Sin embargo, el miedo también ha tenido en este siglo un efecto positivo, el estado del bienestar, un conjunto de reformas destinadas a satisfacer a la gente, desde el convencimiento de que "negociando se pueden conseguir avances como los que puede conseguir la revolución; y esta dinámica duró hasta los años 70-80, cuando la URSS entra en decadencia".

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