Cultura

Fantasmas que conservan el latido

  • Los escritores Javier Salvago y Eliacer Cansino y los ilustradores Daniel Rosell y Juan Manuel Fontenla se unen en sendos volúmenes que reinterpretan un imaginario fantástico y perturbador

Un día, el divulgador científico y autor de novelas históricas Manuel Lozano Leyva recibió el encargo de realizar un texto preliminar para una obra de Javier Salvago. Le sorprendía la propuesta, ya que había leído versos de su paisano, pero desconocía la trayectoria en la prosa que, primero en las memorias y después en la narrativa, había desarrollado Salvago. "¿Un físico atómico y nuclear asalariado prologando el libro de un poeta?", se preguntaba el autor de El Galeón De Manila. Pero El extraño caso de Bienvenido aplacó la perplejidad inicial de Lozano Leyva: aquella historia era por fortuna un cuento, "un delicioso relato que cumple todos los requisitos que, personalmente, exijo a la buena literatura: divierte, conmueve y da que pensar".

El extraño caso de Bienvenidoaparece en la colección Relatos del desertor del presidio, un proyecto del editor Pedro Tabernero y su sello Grupo Pandora que se inició con dos obras de Julio Manuel de la Rosa. Salvago, que el pasado año publicó el conjunto de cuentos No sueñes conmigo, recrea aquí con ingenio y ternura la peripecia de un tipo que descubre que ha sido enterrado en vida y al regresar de la tumba tendrá que lidiar con la incomprensión y el rechazo de sus vecinos, incluida su viuda, más atenta a otro hombre con el que busca el consuelo que a celebrar la vuelta de su difunto. "La conclusión definitiva fue que, aun aceptando que era un muerto extraño que respiraba, se cansaba y sentía hambre, no cabía la menor duda de que era un fantasma, un fantasma muy raro, eso sí, pero un fantasma al fin y al cabo, puesto que Bienvenido murió de un infarto galopante hacía dos días". Ayudado por las soberbias ilustraciones de Daniel Rosell, que oscilan entre el trazo entrañable de los personajes y un registro inquietante cercano al expresionismo, Salvago logra conmover con ese espectro tan humano al que sigue la pista. "Hasta Bienvenido vio una cierta lógica en el razonamiento del pueblo. Siempre había tenido fama de raro. ¿Por qué iba a tenerla ahora? Él no podía ser un fantasma común y corriente, como los demás. Si efectivamente era un fantasma, como decía la ciencia, tenía que ser un fantasma muy raro, como decía el pueblo".

La colección publica también otro volumen, El rumor de los ángeles, que contiene dos relatos de Eliacer Cansino -el homónimo y Un llanto en la noche- ilustrados por Juan Manuel Fontenla. Dos piezas, una ambientada en Estocolmo en la que el mundo de los ángeles se aleja del tratamiento edulcorado con que se perfilan habitualmente estas criaturas, y otra en la que un escritor que se aleja del mundanal ruido ve perturbado su retiro por el inexplicable llanto de un bebé; dos narraciones en las que se advierte el notable pulso de un autor galardonado entre otros reconocimientos con el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil. Dos narraciones que Manuel Vicent, autor del prólogo de este libro, aplaude por su capacidad de sugerencia. "En el aleteo sutil de la duda está el arte del terror -sostiene Vicent-. Los cuentos de Eliacer Cansino contienen esa dosis necesaria de misterio para que el relato no abandone la literatura".

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