Buscaba el ideal femenino con pasión pero sus métodos y sus cámaras fotográficas, hechas con cartones y desperdicios, eran propios de un anacoreta. Miroslav Tichy, el fotógrafo checo descubierto por Harald Szeemann en 2004 en la primera Bienal de Arte Contemporáneo de Sevilla (Biacs) y uno de los mayores referentes del arte marginal, falleció el 12 de abril a los 84 años, según anuncia en su web la fundación que gestiona su obra. Tichy, que durante el período comunista estuvo internado en sanatorios mentales por su condición de disidente, vivió durante décadas en una infravivienda de su pueblo natal (Kyjob, en la Moravia checa), fotografiando la belleza secreta de sus vecinas.

En los últimos años de su vida, su trabajo pudo verse en los principales museos internacionales, como el Kunsthaus de Zurich (2005), el de Arte Moderno de Frankfurt (2007), el Pompidou de París (2008) y el Centro Internacional de la Fotografía de Nueva York (2010). En 2009 se le dedicaron dos importantes exposiciones en España: una en la galería Ivory Press de Elena Ochoa, la esposa de Norman Foster, y otra en Palma de Mallorca.

Formado en la Academia de Artes de Praga, Miroslav Tichy emocionó con su delicado tratamiento de la sensualidad femenina y la mirada libérrima que lanzó a la sociedad checa en un período de gran represión ideológica. Con sus rudimentarias cámaras fotográficas captaba imágenes que luego retocaba con lápiz o pintura; obras poéticas que ahora se cotizan muy caras en el mercado artístico.