Cultura

Fallece a los 77 años John Barry, el coloso británico de la música de cine

  • El compositor ganador de cinco Oscar murió en Nueva York, donde residía, de un ataque al corazón · Firmó un centenar de bandas sonoras, entre ellas 'Memorias de África', 'Goldfinger' y 'El león en invierno'

Junto a Jarre, Morricone y Legrand, John Barry representa el éxito de la nueva música del vital cine europeo de los años 60. Sus carreras fueron paralelas: Jarre saltó a la fama mundial en 1962 con Lawrence de Arabia, Legrand en 1964 con Los paraguas de Cherburgo y Morricone en 1965 con La muerte tenía un precio. Barry lo hizo con Goldfinger en 1964. Jarre y Morricone tenían formación clásica y Legrand jazzística. Barry carecía de ella y eso hizo su grandeza: era un formidable talento musical asilvestrado.

Trompetista aficionado, se fue formando a través de cursos de música por correspondencia, el servicio militar en la banda de los Green Howards y sus modestos inicios como músico beat, movimiento musical británico que fue puente entre el rock de los 50 y el pop-rock de los 60 cuyas máximas figuras fueron Cliff Richard y The Shadows. La música instrumental de este grupo y su éxito Apache en 1960 fueron claves en la orientación del Barry que dos años antes había creado el grupo The John Barry Seven. Sus primeros éxitos fueron sus apariciones en programas juveniles de la BBC y su unión con los vocalistas Adam Faith, Johnny De Little, Anita Harris o Nina & Frederick. Cuando en 1960 Faith interpretó la película Beat Girl, Barry compuso su banda sonora, primera editada en Inglaterra en LP.

En 1961 amplió su grupo con una sección de cuerda, convirtiéndolo en The John Barry Orchestra en el disco Stringbeat. En 1962 Muir Mathieson, el más influyente director musical del cine británico, le encargó los fondos "modernos" de La habitación con forma de L de Forbes, con quien trabajaría en cinco películas. Ese mismo año los productores Saltzman y Broccoli, descontentos con la música que Monty Norman había compuesto para James Bond contra el Dr. No, lo contrataron a última hora para que interpretara con su grupo el Tema de James Bond.

Fue el inicio de una larga polémica, porque Barry también lo compuso pese a que en los créditos figurara sólo como intérprete; pero también su gran oportunidad. En 1963 le confiaron los fondos musicales de Desde Rusia con amor, cuyo tema principal compuso el entonces más prestigioso Lionel Bart. El buen resultado animó a los productores a confiarle íntegramente la siguiente película de la serie, Goldfinger. Barry compuso una banda sonora extraordinaria e innovadora, creó el sonido Bond que ha marcado la serie hasta hoy y compuso la canción cantada por Shirley Bassey que fue número uno en todo el mundo. Nadie había unido, como él, la música popular moderna con el sinfonismo posromántico del cine inglés clásico (en la línea del Addinsell de El concierto de Varsovia) y la moderna música cinematográfica que él contribuyó a imponer.

Era 1964. El joven triunfador recorría el brillante Londres pop de los 60 en su deportivo rojo junto a Jane Birkin, entonces su mujer. Su carrera se desarrolló desde entonces entre Londres y Hollywood, alternando los Bond, superproducciones y cine de autor. Compuso todos los títulos Bond, salvo Vive y deja morir, hasta dejar la serie en 1987.

Obtuvo sus tres primeros Oscar con Nacida libre (mejor canción y mejor banda sonora) y El León en invierno. Y logró hacer compatible sus éxitos comerciales con trabajos personalísimos para Penn (La jauría humana), Losey (La mujer maldita), Schlesinger (Cowboy de medianoche) o Fraker (Monte Walsh). Su relación más estrecha y creativa la estableció con Richard Lester, para quien compuso tres obras maestras: The Knack, Petulia y Robin y Marian.

Tras un breve decaimiento creativo resurgió en los 80 en sus trabajos para Kasdan (Fuego en el cuerpo), Wenders (Hammet), Coppola (Cotton Club) o Pollack (Memorias de África).

En 1987 sufrió una grave crisis de salud que lo alejó de la composición. Su regreso fue triunfal y le valió su quinto Oscar: Bailando con lobos. Después se fue retirando del cine con las crepusculares Chaplin, El especialista, La letra escarlata o Enigma, su última banda sonora compuesta en 2001.

Si a esta obra sumamos sus trabajos para televisión (Los persuasores), comedias musicales (Billy, Alicia en el país de las maravillas) y álbumes sinfónicos (The Beyondness of Things, Eternal Echoes), se obtiene el retrato de un coloso de la música popular que aportó sentido y sentimiento al cine; y emoción a las vidas de quienes hemos perdido a uno de nuestros más queridos y antiguos compañeros de camino. Ya sólo envejeceremos nosotros, más solos. Él es sólo música.

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