Cultura

Fallece a los 81 años Federico Luppi, emblema único del cine en español

  • El protagonista de 'Un lugar en el mundo' murió en un hospital en Buenos Aires tras no recuperarse de una herida sufrida en abril

Federico Luppi, en un visita al Festival de Cine de Málaga en 2005.

Federico Luppi, en un visita al Festival de Cine de Málaga en 2005. / garcía vivas

El actor argentino Federico Luppi falleció ayer a los 81 años en un hospital de Buenos Aires a consecuencia de la caída que sufrió el pasado mes de abril tras sufrir un tropiezo que le ocasionó un golpe en el brazo y la cabeza y le produjo un hematoma que le tuvo que ser drenado. Recordado por sus papeles en películas como Tiempo de revancha (1981), El espinazo del diablo (2001) o El laberinto del fauno (2006), Luppi, según contó ayer su esposa, la actriz española Susana Hornos, estaba "con los altibajos normales de estos cuadros".

A pesar de las complicaciones, ayer se preveía que, una vez que recibiera el alta hospitalaria, Luppi, quien en los últimos meses había permanecido con asistencia médica en su casa de la capital argentina, acudiera a un centro de rehabilitación. En una de sus últimas entrevistas, el actor se había declarado "decepcionado, amargado, tristón, solitario". Ganador de seis premios Cóndor de Plata al mejor actor del cine argentino, de la Concha de Plata en la misma categoría en el Festival de San Sebastián y candidato dos veces a los Goya, desarrolló gran parte de su trabajo en España, donde alcanzó una gran popularidad.

Nacido en 1935 en Ramallo, provincia de Buenos Aires, en el seno de una familia humilde de origen italiano, Luppi nunca bajó la voz, un perfil que lo llevó a ser criticado por sus posturas más kirchneristas y le valió numerosas críticas. Su compromiso con la democracia le empujó a enfrentarse con la dictadura militar argentina (1976-1983), lo que provocó que fuese censurado por el régimen y le llevó a viajar a España para trabajar, país que se convirtió en su hogar en 2002 y donde consiguió la nacionalidad. Debutó en el teatro con Ha llegado un inspector, donde hizo de galán, papel que repetiría en diferentes ocasiones, y posteriormente, en 1965, en el cine, con la película de Leonardo Fabio Romance de Aniceto y la Francisco. Más tarde rodó La revolución (1973), de Raúl de la Torre; Tiempo de revancha (1982), de Adolfo Aristarain; No habrá más penas ni olvido (1983), de Héctor Olivera; o La vieja música (1985), de Mario Camus. En 1992 volvió a rodar con Aristarain en Un lugar en el mundo y en 1997 rodó la aclamada Martín (Hache).

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