Cultura

Fábula en imágenes

Multicines La Dehesa Islantilla, CineBox Aqualon Puerto Huelva, El Condado Cinemas 7 y Multicines Al Andalus Ayamonte y Punta Umbría.- T.O.: 'The princess and the frog'.- Producción: Estados Unidos, 2009.- Duración: 97 minutos.- Dirección: Ron Clements y John Musker.- Guión: Ron Clements, Rob Edwards, John Musker, Greg Erb y Jason Oremland.- Música: Randy Newman.- Montaje: Jeff Draheim.- Diseño de producción: James Aaron Finch.- Intérpretes: Dibujos animados

Hay una discusión bastante acalorada en estos días en el seno de Asecan, la Asociación de Críticos y Escritores Cinematográficos de Andalucía, a la que pertenezco, en torno al premio concedido por esta corporación a la película de dibujos animados Up, una de las nominadas para el Oscar de este año, ya que muchos socios no consideran de entidad suficiente esta película, también calificada como una de las mejores del año 2009 por los críticos, frente a otras de personajes reales que se estrenaron el año pasado en España. Ahí sigue la polémica que no me animo a fomentar. Cada uno que opine como quiera.

Y viene a cuento esto ahora cuando la película que nos ocupa, cuenta con tres nominaciones: A la mejor película de Animación y a la Mejor Canción Original con dos candidaturas. Y es que los dibujos animados o lo que genéricamente se llama animación, últimamente las películas aparte de su calidad y sus logros técnicos, todos ellos debidos a los avances tecnológicos de última generación y todas las consiguientes artimañas cibernéticas, hay en sus argumentos directos guiños a los mayores que no sé si se suman a la visión de estas producciones Los críticos desde luego sí que lo hacen y se ha despertado en ellos una sospechosa admiración por estas creaciones.

A mí, con todos sus guiños de complicidad incluidos, nadie me quita de la cabeza que la intención de los artífices de estas historias no hacen más que seguir ese empeño de infantilización del cine, en principio para acercar los productos a los que más pueden frecuentarlo y abundando en esa ingenuización, si se me permite este término, de los presupuestos cinematográficos, que no es más que un afán de trivializar los temas y hacerlos más asequibles a una sociedad conformista, iletrada, lanar, narcotizada e inclinada más a lo inmediato que a lo trascendente, a lo banal que a lo distinguido. Así nos va.

Porque Tiana y el sapo no hace más que seguir la fórmula o la filosofía paternalista y ejemplarizante de la factoría Disney, con su correspondiente añadido en torno a la trascendencia de los sueños y el afán de convertirlos en realidad, así como la importancia del amor en las relaciones humanas. Interesante aportación es ese emotivo recuerdo al huracán Katrina que hace unos años asolara la ciudad de Nueva Orleans, con gratas reminiscencias del jazz, de la que la gran metrópolis de Luisiana, es prácticamente su cuna, incluida la gastronomía del lugar y su embrujo en el clásico entorno de la brujería, la nigromancia, el vudú y otros sortilegios y mitos.

Así surgen tipos relacionados con estos hábitos para facilitar la eterna discrepancia maniquea entre los poderes del bien y del mal, con la novedad de los personajes negros en una perspectiva que va más allá de los tradicionales planteamientos puramente infantiles. En suma: Walt Disney puro con técnicas de última hora.

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