regreso a sevilla El espectáculo se puede ver en el Charco de la Pava hasta el 16 de octubre

Europa inspira al Circo del Sol

  • Lo latino está muy presente en esta nueva producción del Circo del Sol · La luz de Italia, sus teatros callejeros y el humor mediterráneo son la esencia de este 'Cortejo' iluminado por los payasos

El matrimonio que el Circo del Sol tiene con la ciudad de Sevilla sigue dando sus frutos. El cuarto retoño nació el miércoles en el Grand Chapiteau ubicado en el Charco de la Pava, que volvió a revivir sus días de gloria cuando sirve de aparcamiento para la Feria de Sevilla.

Los del Circo del Sol montaron un photo call por el que pasó la mayoría del todo Sevilla; entre otros, los diseñadores Victorio y Luchino, la bailarina Cristina Hoyos, jugadores de los equipos de fútbol locales, el cantante Hugo Salazar, la actriz Mercedes Hoyos, el alcalde de Sevilla Juan Ignacio Zoido, Verónica Repiso (SGAE) y una exquisita representación de la prensa, televisión y radio de la ciudad.

El espectáculo empezó a su hora. El lleno absoluto. Por primera vez en una de sus producciones, el Circo del Sol ha ubicado a los espectadores en dos mitades que se miran frente a frente con el escenario en el centro. Esta ubicación refuerza, desde el principio, la cercanía que existe entre el público y los artistas que se han ocupado de recibirnos a nuestra entrada.

El comienzo de Corteo (2005) es espectacular. Un payaso yace en su cama de moribundo y los amigos del circo vienen a visitarle. Su ángel lo vigila y cuida desde el aire y, de pronto, cuatro jóvenes mujeres se encaloman a unas bellas lámparas de araña, se despojan de sus ropas (no llegan al desnudo, el Circo del Sol es para todos los públicos) y la función arranca con unas bellísimas imágenes acompañadas de una música que se separa de lo que nos tiene acostumbrados las anteriores producciones de los canadienses. En Corteo (cortejo, en español) la música se reconoce, se palpa y recuerda a melodías cercanas.

La música no es lo único que diferencia este espectáculo de los anteriores vistos en nuestra ciudad. Se trata de la concepción general. Si hasta ahora habíamos disfrutado de grandes momentos, pero enmarcados en obras que recordaban más a Avatar, en Corteo, la magia del circo se torna carne. La perfección casi insoportable de las otras producciones se travisten de humanidad en esta función que abandona los coqueteos con la ópera y se adentra en los puros territorios del teatro.

Pero no quiero dar la impresión de que Corteo es una obra dramática. Lo es sólo en su planteamiento, en la interpretación de sus artistas, en la calidez con la que están planificados los distintos momentos. El circo campa a sus anchas y se suceden los veinte números que llenos de hechizo ponen de manifiesto lo que ya sabemos: la excelente preparación de estos artistas de muchas procedencias, algunos de la danza y de la gimnasia profesional, y que desarrollan en el Circo del Sol su carrera tras haber terminado esos periodos de su vida.

Me gusta Corteo porque es uniforme. Quizás se echen en falta algunos números que aparte de maravillarnos consigan asustarnos con un triple mortal. Da la impresión de que la mayoría de sus componentes participan en todos los números. No hay figuras. El mérito está muy repartido.

Pero de lo que no tengo ninguna duda es de que Corteo es la perfecta ocasión para adentrarse, si no se conoce, en este nuevo circo. Sólo hay que dejarse llevar y la belleza y la rotundidad de sus interpretaciones harán el resto.

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