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Colita pone a bailar flamenco al Carlos V

  • La famosa fotógrafa Isabel Steva muestra en la Alhambra un centenar de sus instantáneas en blanco y negro sobre el mundo del arte jondo

Nada más entrar en la capilla del Palacio de Carlos V, en el conjunto monumental de la Alhambra, que acoge la exposición Colita Flamenco. El viaje sin fin, la mirada se va sola hacia un espectacular retrato de un jovencísimo Paco de Lucía, sin camisa, junto a su guitarra y apoyado en una pared blanca. "Cuando hice la foto todavía no era el famoso Paco de Lucía, sino un guitarrista que actuaba en la compañía de Antonio Gades", explica Colita.

Es una de las imágenes que forman esta muestra de Isabel Steva (Barcelona, 1940), conocida profesionalmente como Colita. Una mujer que vuelca su alma y su fantástica personalidad en cada imagen que capta.

Se trata de una selección hecha por la propia autora entre más de 400 imágenes

Instantáneas en blanco y negro y sin photoshop en las que aparecen figuras del flamenco como Camarón, La Chunga, Carmen Amaya y tantos otros que ahora nos miran, con todo su arte y todo su embrujo, desde las paredes del granadino Palacio de Carlos V, donde se podrán contemplar hasta el próximo 6 de mayo. "He fotografiado a muchos famosos, pero si tuviera que quedarme con una sola foto de esta muestra, elegiría a la gitana con muñeca que plasmé en Montjuic en 1962", explica esta artista que ha recibido innumerables premios, entre ellos el Nacional de Fotografía.

La exposición es un sugerente abanico de imágenes que no sólo se recrean en los grandes, como Antonio Gades junto a Rafael Alberti en el barrio del Trastevere en Roma, o Estrella Morente cantándole a Nelson Mandela, o en Antonio Mairena apoyado en la barra de un bar. La cámara de Colita también provoca que uno caiga rendido ante imágenes de gran belleza que retratan a personajes anónimos o detalles encantadores como los pasadores mal puestos en el pelo desordenado de unas gitanas catalanas.

Los paisajes también tienen importancia. Y los animales. La muestra invita a disfrutar de un toro en el campo de Jerez de la Frontera o de un perro paseando entre barcos varados en la arena de la playa del Puerto de Santa María. "Se la regalé a Rafael Alberti porque él me compuso un poema", explica esta fotógrafa que también se deja atrapar por detalles como la fascinación que ejerce el cartel casi despegado de la pared, de la que fue la última actuación de Carmen Amaya en Begur, año 1963.

La muestra constituye el "punto final de mi viaje por la fotografía", asegura Colita, agradecida por poder ver sus imágenes "en un lugar tan fascinante". El director del patronato de la Alhambra, Reynaldo Fernández Manzano, recuerda además los vínculos del monumento con el mundo del flamenco, no sólo por aquel legendario Concurso de Cante Jondo que acogió en 1922, sino también como sede del Festival Internacional de Música y Danza, en el que "han actuado muchos de los artistas que podemos ver fotografiados aquí por Colita". El gestor destaca asimismo cómo esta fotógrafa trabaja "con los ojos y con el corazón, porque mantiene una relación de enamoramiento con la persona a la que retrata. Pulsaciones que luego recibe quien contempla las imágenes que realiza esta mujer excepcional".

Colita afronta esta muestra como "un sueño hecho realidad". "La obra de una vieja fotógrafa, a mano, como se hacía antiguamente. Estoy feliz de que a mi edad pueda exponer en la Alhambra", dice. "Lo que hay aquí son muchos buenos momentos de compañerismo, de amor, de vivencias y alegrías".

Por su parte, Concha Gómez, comisaria de la muestra, explica cómo, hace más de 50 años, Colita inició un viaje "que alcanza ahora una meta largamente deseada: reunir por primera vez en una muestra monográfica las imágenes captadas por su cámara de un extraordinario número de artistas flamencos. Se trata de una selección hecha por la propia autora entre las más de 400 instantáneas que ha atesorado durante su trayectoria".

Explica la comisaria que ese viaje de Colita comenzó hace más de medio siglo en las laderas de Montjuic, "de manera inconsciente, cuando la ciudad no paraba de recibir inmigrantes del sur y del oeste del país y se consolidaban los planes urbanísticos salvajes del desarrollismo". Colita recuerda que su padre tenía pensado para ella la carrera de Farmacia: "Era un buen negocio y ofrecía un porvenir seguro. Pero fue él, sin quererlo, quien me introdujo en la fotografía regalándome una cámara de fotos".

Tras una estancia en París, donde conoció la obra de Man Ray, "todo empezó a ligarse como la mayonesa". A partir de ahí, experimentar fue el secreto. Colita forma ya parte también de la historia de la Alhambra.

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