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La batalla de las Termópilas

  • La obra '300' del dibujante y guionista Frank Miller y la colorista Lynn Varley toma como referencia el relato de Heródoto. Describe la contienda desde la perspectiva de Leónidas.

Una viñeta de la obra de Miller

Una viñeta de la obra de Miller

El rey persa Darío el Grande murió cuatro años después de la batalla de Maratón, y Jerjes se dispuso a completar los asuntos que su padre había dejado pendientes: primero Egipto y, más tarde, Grecia y Europa.

Las polis griegas decidieron forjar una alianza. El mando de los ejércitos de esta unión, la Liga Helénica, recayó en Esparta.

Jerjes comenzó su invasión en el año 481 a. C. Las naves persas eran mil doscientos siete trirremes y otras tres mil naves más.

Cuando el ejército persa de Jerjes entró en Grecia, Esparta estaba celebrando las Carneas, festividad durante la cual no podían luchar. Así que el rey Leónidas I marchó acompañado por su guardia personal de trescientos soldados. Los trescientos espartanos que pasarían a la Historia.

Junto a los trescientos espartanos marchaban dos mil arcadios, mil locrios, mil focenses, novecientos ilotas, setecientos tespios, cuatrocientos tebanos, cuatrocientos corintios y ocho mil hoplitas.

En el paso de las Termópilas había tres estrechamientos conocidos como puertas. En la puerta central había un muro levantado por los focenses para defenderse de las invasiones. Ése fue el lugar elegido por los griegos.

Las tropas de Jerjes entraron en el desfiladero, cuyo estrechamiento anulaba su superioridad numérica, encontrándose con las lanzas que sobresalían del muro que formaban los hoplitas, mientras las filas traseras de la formación persa empujaban a las delanteras hacia la muerte.

Jerjes envió a sus mejores hombres: los Inmortales. Los llamaban así porque siempre eran el mismo número de hombres: diez mil. Eran la élite del ejército de Jerjes, la guardia real, infantería pesada de procedencia exclusivamente persa.

Les fue igual de mal que a sus compañeros. Jerjes, ya en su campamento, recibió la visita de un griego que le habló de la senda Anopea, ofreciéndose a guiar a sus tropas a lo largo de esa ruta a cambio de una recompensa.

Leónidas tuvo noticia del suceso y tenía claro que la misión de detener a los persas en las Termópilas había fracasado.

Ya sólo quedaba evitar la masacre. Pero no podía retirarse todas las tropas, o la caballería persa podría atravesar el paso y dar caza en campo abierto a los soldados en retirada.

Así que Leónidas tomó la única decisión que podía tomar: sus trescientos espartanos y él se quedarían a defender las Termópilas. El resto debía retirarse.

No todos lo hicieron: los setecientos tespios y los cuatrocientos tebanos se quedaron junto a los guerreros de Esparta. Mil cuatrocientos valientes que sabían que iban a morir.

Leónidas fue muerto y los griegos formaron un círculo en torno a él para que los persas no pudieran cobrarlo. Jerjes ordenó una lluvia de flechas hasta que el último de los griegos cayó.

El dibujante y guionista Frank Miller y la colorista Lynn Varley crearon un cómic sobre la Batalla de las Termópilas titulado 300 y publicado originalmente en 1998, tomando como referencia el relato de Heródoto, para dar su visión idealizada de los hechos, separándose de ellos en aspectos como las indumentarias y armas utilizadas.

Frank Miller también tomó como referencia una película de 1962, titulada El león de Esparta (The 300 Spartans en inglés).

Este cómic describe la Batalla de las Termópilas desde la perspectiva de Leónidas, rey de Esparta, pero no es una lección de historia. Coge como base la Batalla de las Termópilas, y a partir de ahí ofrece un relato de ficción salvaje y violento, con el sello de Miller.

El cómic 300 fue adaptado al cine por Zack Snyder en una película protagonizada por Gerard Butler. Fue estrenada en 2007, siendo la segunda más taquillera del año por detrás de Piratas del Caribe: en el fin del mundo. Esta película tiene diferencias con el cómic.

Tanto el cómic como su adaptación cinematográfica generaron controversia, acusándose a Miller de retratar a los persas como salvajes, y de imprimir a la obra un fuerte componente xenófobo. La película fue objeto de polémica con Irán, desde donde se acusaba al film de ser propaganda del mundo occidental contra el oriental.

A pesar de todas estas acusaciones, la película tuvo en 2014 una continuación titulada 300: El origen de un imperio, y ya se preparan más secuelas, tanto en cómic como cinematográficas.

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