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Arco 2018: futuro y mujer

  • Los Reyes inauguran hoy una feria que ayer abrió las puertas a profesionales, y que pese a sus interesantes propuestas se vio salpicada por la polémica retirada de una pieza de Santiago Sierra

El arte siempre ha tenido la capacidad de señalar al futuro, de anticiparse a problemas que ahora se intuyen y mañana serán. El artista se convierte, por tanto, en una especie de canal que, impulsado por su imaginación y de manera más o menos consciente, proyecta ideas en las que confluyen pasado, presente y futuro. Esa inteligencia anticipadora del arte, que desborda al tiempo, late en la presente edición de ARCO.

La feria prescinde este año del formato de país invitado que venía marcando el carácter de la misma en las ediciones pasadas para convertir a un concepto, el futuro, en su base argumental. Sin embargo, la polémica reaparece este año como tema estrella. La retirada de la pieza Presos políticos de Santiago Sierra -que incluía a Oriol Junqueras, los presidentes de Asamblea Nacional de Cataluña y el Omnium Cultural y los procesados en Madrid por un teatro de marionetas- del stand de Helga de Alvear ha hecho que el arte, siempre crítico, señale cuestiones políticas.

A pesar de la enorme polvareda que este tema ha levantado, no podemos dejar de hablar de El futuro no es lo que va a pasar, sino lo que vamos a hacer, la sección que se estrena este año bajo la dirección de Chus Martínez, Elise Lammer y Rosa Lleó. Este formato reúne a una veintena de artistas aglutinados en 19 galerías, que evidencian la diversidad generacional y los lenguajes artísticos particulares, proponiendo la idea de futuro como una preparación que nos acerca a las cuestiones y desafíos que vendrán, así como a los formatos y lenguajes artísticos del presente. La videocreación del portugués Pedro Neves Marques (galería Umberto Di Marino) invita a reflexionar sobre los procesos de explotación agraria y producción de alimentos. La figura solitaria de una chica indígena que pretende dialogar con los brotes de un campo de soja transgénica cuestiona temas como los avances en la tecnología de los alimentos y las nuevas formas de colonialismo. Por su parte, el colectivo Opavivará! (galería A Gentil Carioca) presenta esculturas formadas por ensamblajes de objetos cotidianos que nos hablan de la cultura del desecho a la par que de la filosofía del reciclaje, imperante todavía en algunos países latinoamericanos como Cuba. Los símbolos del pasado y el presente conviven intentado esclarecer algo de lo que está por venir. Esta idea es especialmente manifiesta en las instalaciones de la joven Patricia Domínguez (galería Patricia Ready), en la que coexisten elementos propios de la medicina tradicional precolombina con signos emblemáticos del mundo capitalista, generando una especie de altares o tótems atemporales. Parece que el futuro mira hacia atrás para enmendar los errores ya cometidos, intentando recuperar nuestra senda natural.

Paralelamente a esta propuesta expositiva, se celebra un seminario en el que filósofos, críticos y científicos se reúnen para dialogar, desde un marco teórico dirigido, sobre los retos a los que nos enfrentaremos en el mañana. Qué duda cabe que este foro es en sí uno de los síntomas de ese futuro al que ARCO se asoma, un modelo de aprendizaje intelectual y colectivo que pretende superar el carácter puramente económico que se le presupone a una feria de arte.

Otro aspecto que cabría destacar en la feria y que es indicio de próspero futuro es el protagonismo que la mujer ha tenido en la presente edición de ARCO, situándose en espacios de dirección decisivos. Los programas curatoriales más importantes del evento han sido íntegramente comisariados por mujeres, sumándose la feria así al movimiento feminista que en el año 2017 ha recorrido todo el mundo con especial intensidad, dejándonos grandes actos de heroísmo y victoria simbólica de las mujeres. Y no sólo desde la dirección curatorial, muchas galerías participantes en el programa general han querido unirse a esta oleada escogiendo piezas de temática feminista. Es el caso de ADN (Barcelona) que expone Afrodita de Nuria Güell, una pieza sumamente crítica en la que la artista plantea la falta de compromiso institucional en relación a la protección de la mujer en casos como la maternidad. También en ADN encontramos los dibujos de Margaret Harrison, activista británica de los años 70 que con una estética marcadamente pop altera los roles de poder hombre-mujer. La galería Aural (Alicante), por su parte, saca a la luz Paisaje de Memoria (2006- 2014) de Concha Jerez, quien a través de 80 recortes de prensa intervenidos reivindica el protagonismo histórico femenino. No sólo las artistas, también creadores como Marcel Dzama, habitual de la galería Helga de Alvear, exclama con su particular lenguaje pictórico The Revolution will be Female. El muro vacío de esta misma galería, la de Helga de Alvear, es un signo de que la comprensión del arte no es sólo la sensibilidad formal, sino la que es capaz de interrogarse por problemas irresueltos.

decisión controvertida. La retirada de la obra de Santiago Sierra Presos políticos fue criticada ayer entre otras instituciones por el Ayuntamiento de Madrid, cuya alcaldesa calificó de "grave" y "penosa" la medida. En las imágenes, el stand de Helga de Alvear antes y después de la retirada.

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